Veloz, loca, las orejillas gachas pegadas a su espalda. Ha saltado la calzada casi de una zancada.
Pero seguro que no lo ha hecho sin mirar. Nunca vi unos ojos tan abiertos.
Nadie a mi espalda. He frenado, sí . Demasiado cerca.
¡Uff!
Erizado el vello de mi piel, en milésimas de segundo me picaba todo el cuerpo.
Me gusta la naturaleza en movimiento. Agradezco poder tenerla, a diario, tan cercana.
No es necesario que corras tanto, puedes evitarte el huir de manera tan despavorida.
No pasa por mis ideas el hacerte daño. Mucho hambre debería de roer mi tripa para darme yo a la escopeta. Por ahora puedes pasar tranquila.
Foto: http://jantoniosilvacuaderno.blogspot.com.es/2010/04/liebre-lepus-granatensis.html
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