Para bien o para mal, por distintas circunstancias, en esta vida me ha tocado algún que otro peregrinar. Ello ha conllevado el tener que despedir, recibir, conocer gente... algunas de estas personas me han concedido el privilegio de considerarse mis amigos... y muchos, aún hoy, siguen siéndolo.
Gracias por estar ahí.

miércoles, 15 de mayo de 2013

El despertar de… no sé cómo llamarlo.


Me ha hecho gracia. Hemos estado las tres jugando con la consola a intentar cantar, aunque sólo hemos conseguido bocinar un rato. Y, al ver un vídeo de Pablo Alborán, Julia me ha preguntado-afirmado: –Mamá, éste es guapo ¿no?-
Ustedes juzgarán. 

 
La duda, en un principio, no parece muy razonable.

Aunque si se parece a su madre... 

Nunca he buscado ningún ídolo para poner la foto en la carpeta. Para uno que disfruté... resultó que era, prácticamente, de prestado.
Os lo voy a explicar.

En plena preadolescencia tuve una vecina, requeteguapa, que me adelanta unos cinco años. 
Alguien fácil de admirar porque, además de seguir resultando ser un gusto el tan sólo mirarla, es risueña, ocurrente y afectuosa.
Uno de mis mejores planazos para aquellas tardes, después de las tediosas clases, era que me mandaran de recados con ella y que  me llevase al pueblo, en aquella moto FDS de cross,  a por pan o a por yogures.
¡Hasta ver el sorteo de la Lotería de Navidad con ella, para mí, era una fiesta!

El caso es que cuando estrenaron la película de "Top Gun", allá me fui al cine con mis amigas. A la única sala que existía en la Colonia de Torrelodones. Coincidimos las dos, en la cola de la taquilla; ella comentaba lo guapísimo que era ese chico que íbamos a ver en la gran pantalla. Mi intriga no era pequeña.



Pues resulta que después de tragarme toda la chulería del susodicho , de comprobar que era el más ligón de los ligones, de tener aquel vehículo de dos ruedas tan impresionante y ser el más valerosos de los pilotos de combate habidos y por haber… Todavía, al salir del cine, tuve que preguntar que quién era el guaperas. Sorprendentemente no me había quedado claro. 


Alguien me lo precisó ¡Menos mal! No quería yo que, a quien tanto sigo admirando, sospechara de aquella, mi franca ignorancia.

 En poco tiempo ella creció y maduró, se deshizo habilidosamente de aquella banda de Miss Pavo que me tocaría lucir a mí. Y me regaló el gran póster  de Tom que adornaba una pared de su habitación . Entonces, él se convirtió en el único ídolo de adolescente que he llegado a tener.
¡Con aquella macrofoto, tan orgullosamente heredada, de su primerísimo primer plano en el mejor ángulo de mi cuarto!
Gracias a que alguien me reveló, a la salida de aquella desconcertante sesión de cine, el significado de “ser guapo” en nuestro descalabrado y superfluo ámbito social...
 Poco antes, con estar enamorada del Anthony de "Candy Candy" ya tenía  yo suficiente.



Julia está pasando, quizás algo prematuramente, un trance similar. 
Desde Ashitaka a Pablo Alborán. 
Parece que mal gusto, del todo, no va a tener.  


Aunque sé que ella es muy capaz de mirar con otros ojos, para poder discernir entre la verdadera belleza y cualquier infructuoso barniz, por llamativo que éste sea.



sábado, 4 de mayo de 2013

Por favor...¡Qué alguien me diga que no soy la única!



Las cinco de la tarde. 
Definitivamente, de hoy no pasa, voy a limpiar la jaula de Ratón. Debe hacer ya más de una semana que murió. La bajé al sótano, por higiene básica y para ayudar a algunas a esquivar los recuerdos.

Las peques están entretenidas, voy para abajo.

Este tufo… ¡Claro, una meada de Chusta! ¡Un día de éstos la estampo!

Yendo a por la fregona me tropiezo con el montón de la ropa sucia. La verdad que no pensaba hacerlo ahora pero, ya que estoy aquí, pondré la lavadora. Con ropa de color. ¡Andá! Pues recuerdo que tengo arriba el pantalón negro, ese que no me  pongo desde hace días porque está sucio pero siempre se me olvida echarlo a lavar. Iré a por él.

Al pasar por la cocina pienso: Estas niñas… No han merendado. Al final se nos junta con la cena. ¡Chicas, lavaos las manos! ¡A merendar!

Pero Luisa ya tuvo esa idea, se ha lavado las manos,
la cara,
el pelo,
los brazos hasta el codo
y lo que le sobresale de la barriga.
La Barbie desnuda que le acompaña está enjabonada de los pies a la cabeza.

Pues dejaremos escurriendo la muñeca y cambiaremos la ropa a Luisa. Pero al llegar a su habitación… las camas sin hacer y hoy no he ventilado. Al final se nos hace de noche. ¡Pues venga, si son cinco minutillos!

En lo que la peque busca una camiseta saca ocho y, sin querer quererlo, se le caen al suelo otras seis. Doblamos y las guardamos... Por cuarta vez esta semana.

¡Hala listo, vamos para abajo!

Julia se acuerda de que necesita una cartulina y un papel pinocho violeta. Lo tenía que haber llevado al Cole anteayer.
Merendaréis por el camino que nos vamos.

¿Qué hay en la alfombra? ¡Vaya, Ratulí se comió otro playmobil! ¡Raaaatu, eso no se hace! El pobre muñeco está insalvable y babeado.Arrrrg...

Y en esta basura no cabe un alfiler. La ato y, ya que salimos, la tiro.

Esperad chicas que me lave las manos.

Luisa… te pusiste los zapatos al revés. Por favor Julia, ayúdala mientras cierro a los perros en la cocina que sino Chusta se sube al sofá. ¡Sí la hubiera estampado ya un día de aquellos!

Ya que he vuelto a la cocina, sacaré del congelador un poco de bacalao para cenar esta noche. Podría ser en salsa verde. A ver si quedan ajos…Uf,  una cebolla y dos naranjas pochas que se van de viaje con el playmobil.

Esperad chicas que me vuelvo a lavar las manos.

Que no salgas sin el abrigo…

Ir a la papelería con ellas, aunque tan solo sea para comprar una miserable chincheta, es echarle mínimo una horita. Paciencia.

Pues, a la vuelta, entre deberes, llamadas de teléfono,  cena, aseos, sacar a los perros, leer cuentos, tender la lavadora, fregar el reseco pis de Chusta y contestar whatsapps,  nos da la hora de acostarnos y…Otro día sin abrir mi blog.

A todo esto tenemos una rutina perfectamente caótica, repleta de amigos, visitas, manualidades, recados y contratiempos que son el motor de nuestra existencia.

La verdad, Ratón, que para ver tu casita ahí, día tras día, tal cual la dejaste, preferiría que te hubieses quedado dentro. Eras otro trabajito más pero hay muchas labores que, verdaderamente, terminan siendo una alegría.

Aburrida rutina, donde sea que habites, con tus horas y tiempos cuadriculados, allí te puedes aposentar. En nuestra vida, por ahora y por algún tiempo, creo que no vas a tener lugar. No sabes cuanto lo siento.
Jijijiji.