Para bien o para mal, por distintas circunstancias, en esta vida me ha tocado algún que otro peregrinar. Ello ha conllevado el tener que despedir, recibir, conocer gente... algunas de estas personas me han concedido el privilegio de considerarse mis amigos... y muchos, aún hoy, siguen siéndolo.
Gracias por estar ahí.

sábado, 28 de agosto de 2010

Un gran corazón cultivó un pequeño tomate corazón.

Soy de las que por haberse comido un kiwi y haberse bebido un par de vasos de agua, se creen en el pleno derecho de poder atiborrarse, después, con cualquier dosis de colesterol y chucherías, por el módico precio de cero arrepentimiento. Es como que, al compensarse en mi mente, se vayan a equilibrar también en mis michelos, modelándose divinamente. Y desde que no fumo (que ya van años- con mis pequeñas licencias-) casi que peor. Cambié el cigarrito de la sobremesa por suculentos postres, que antes ni sabía que existían.

Cuando conocí a Jordi, en primero de Veterinaria, todavía tenía yo 17 años (porque soy, como Luisa, de las chinorris de diciembre) y pesaba 47 kilos (muy acorde a mi estatura). No me dejaron subir a aquel autobus, aparcado junto al aulario, y donar sangre hasta 3º de carrera, pero desde entonces la progresión ha sido imparable... pero me consuelo... Una de las personas mejor conservadas que conozco es mi amiga Raquel, que vive en el pueblo en el que ahora trabajo (aunque ella tampoco es de allí). Me contó el secreto de su tersa piel: -"Un kilito al año y mucha Nivea, hija"- Pues he tomado alguna nota, lo de sumar casi el kilo, por lo menos.
A Raquel también le añadiremos su gran fortaleza, alegría, ganas de vivir y compartir y su gran capacidad de amar que siempre la colmará de juventud.
La conocí por ser la mujer de Pepe. Cuando me sentaba en su despacho a hacer las cuentas de los portes contratados. Pepe justo tiene los años de mi padre, ella es algo mayor que él. Son una pareja ejemplar. Se encontraron y se enamoraron ciegamente en plena madurez. Ella viuda, él iba para eterno soltero y eternas noches de juerga, que amigos nunca le faltaron.
Conducía camión propio, un Man pequeño, en él cabían unas cuantas vaquitas de desvieje (de distintos socios de la cooperativa) que llevabamos para el matadero. Nos presentó Jose Carlos, por aquellos tiempos en los que yo ejercía de tratante de ganado ( no lo digo tan de broma, ya os lo contaré) y allí, en Fuentesaúco, muchas mañanas, bien temprano nos hacían esperar. -"Pues... te invito a un café con un pincho de tortilla"- guiñaba sus dedos a la vez que me animaba, con su voz entre ronca y melosa, un poco temblorosa y siempre apacible. Y aquella voz me contaba historias increíbles y entrañables de toda una vida en La Moraña. Como el porqué de aquel apodo, por el que todos le conocen y tan poco parecía corresponderle, aunque para nada le incomode: "el Buitre". Nos hicimos amigos, digo que para siempre. No sabéis cuantas aventuras...
Gracias "Buitre" por tu patrimonio compartido ( y por aquellos cuponcitos que comprábamos y que nunca nos tocaban), gracias Raquel ( por aquellos abrazos que conseguían levantarme a un palmo del suelo), sin vosotros saberlo, fuisteis unas de las brisas que en aquellos años, tan duros para mí, en los que tenía que trabajar en faenas tan poco afines a mi persona, alejaban de un soplido los malos humos acumulados para pintar, siempre, en mi cara, una gran sonrisa.

Están buenísimos esos tomates que me disteis. Julia todavía no se ha comido el suyo, ese pequeño con forma de corazón, porque dice que primero quería hacerle una foto de pareja, con un pimiento de Padrón de los que trajeron el otro día Marga, David y Alejandro de su viaje por Galicia. Lo malo es que ya los tenemos fritos y comidos. Unos picaron y otros "non".

Sé que no me váis a leer, asi que ya pararé otro día a deciros, de nuevo, todo lo que os quiero.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Una de los nuestros.

He recopilado algún indicio de que, tal vez, no lo esté haciendo yo tan mal, como madre digo.
Aunque reconozco que alguna vez me paso con el "adiestramiento" de mis hijas, a todos nos gusta tener a los hijos "bien" educados y sobre todo nos "engorda" que nos feliciten por ello los demás ¿Verdad Caro? En el fondo me acojona que pueda llegar a ser una "buena chica". Quizás triunfen las arpías con más comodidad.
Pues ésta debería ser una de nuestras últimas metas.
Me doy cuenta de que, en realidad, lo que verdaderamente me enorgullece, lo que me reconforta y me salpica de momentos de felicidad son otras cosas. Os voy a comentar tan sólo dos, de muestra sirve un botón.
Un día de la semana pasada, fui a recoger a la enana a la guardería con Julia y de vuelta a casa, les pongo la radio porque a Julia, ahora, le gusta Paulina Rubio, Shakira y tal... sobre todo la canción del Mundial, claro. El caso es que por allí graznaba el David Bisbal con su canción para la misma ocasión futbolística.
-"Eschucha Julia, esta canción también es del Mundial, a ver si te gusta"-
El tiempo imprescindible la oyó sin hablar (si que le gustó), pero en breve resolvió:-" Pues yo Mamá, de mayor quiero cantar una canción de Mundial"- (de vez en cuando le da por decir que quiere ser cantante, cuando no ingeniera -quiere inventar robots- o paleontóloga-porque también quiere coleccionar huesos-)
-"Pero Julia, los Mundiales sólo son cada cuatro años..."-
-"Pues mejor"- me replicó -"Así tengo muchas más vacaciones"-
¡Qué bueno! Pensé en mi "inocente" mente adulta que ella lo decidía por poder sacar un disco y forrarse fácilmente a la primera.
Espero que no cambie nunca esa mentalidad y que no dirija sus pasos, en su lejano futuro profesional, simple y llanamente para ganar dinero y más dinero.
Pero ahora os voy a contar la mejor. La semana pasaba han sido las ferias por aquí y en uno de los paseos que nos dimos cacharritos arriba , cacharritos abajo, nos cruzamos con una profe de Julia que tiene una bebé de la edad de Luisa. Ella también paseaba por allí con su hija y su marido. Nos contó que irían a casa a cenar y a dormir a la nena: -"Claro, como la peque sólo se duerme conmigo al pecho... pues eso que me toca y tan felices."-
Esbocé una amplia y cómplice sonrisa -"Te entiendo, nosotros también...hasta que los cuerpos aguanten... ya lo echaremos de menos."-
La dos tan naturales... como si hablaramos de cómo preparar un biberón ;) Como si el resto del mundo nos comprendiera, de repente, tanto como yo me identificaba con ella y ella conmigo, como si lo normal fuera lo nuestro. Lo más sorprendente fue que ninguno nos sorprendimos. Muchas me comprenderéis sin tener que explicaros más detalles.
Ya de camino a casa, conducía Jordi, yo atrás con Julia a un lado y Luisa al otro (que todavía tenemos truco para dar la teta en el coche... y sin salirnos ninguna de las medidas de seguridad ¡Toma ya!)
Le comenté a Jordi, así en plan paraentendernosrápido -"No sabía que esta chica era de los nuestros... ves, nunca sabes. Hace ilusión encontrarnos ¿no?"-
Julia se entrometió en la conversación (ya sabéis que, a veces, el entrenamiento falla)
-"Pues yo de mayor también quiero tener una familia como ésta"-
-"¿Cómo cúal, Cariño?"-
-"Como la nuestra."-
-"Pero si ya la tienes, aquí estamos."-
-"No Mamá, digo que quiero tener una hija mayor, como tú me tienes a mí y una bebé que tome teta como Luisa."-
La charla siguió hasta que aparcamos, pero... que más os puedo decir. Esto concentra mucho para mí, espero que ciertos valores queden encapsulados en los corazones de mis hijas para que afloren, en su momento, cuando más los necesiten.
Sé que el camino es largo y que, rondando los quince años, vivirán el lapsus por el que hemos pasado tod@s. ¡Y... qué cojones... que lo disfruten!

martes, 10 de agosto de 2010

¿Qué inteligencia dices?

Sí, es verdad, de acuerdo, lo reconozco, me lo he inventado. La Inteligencia Emocional, si buscáis la definición en la red, es otra historia.

Ha pasado que en una de esas conversaciones de sábado noche en la cama, este fin de semana, le recordé a Jordi lo admirable que me había parecido la labor conciliadora de Julia, esa misma tarde. Después de oírnos discutir por lo más importante del día: Jordi quería que le ayudásemos a regar y yo me vi capaz de, en el rato que el cambiaba a las peques los zapatos, fregarme el segundo cajón del congelador (ya sólo me queda uno) para dejarlo secándose, cosa que a él no le pareció del todo bien porque no quería verse, sólo, regando cual vulgar tarde de entresemana. Pues por cosa tan tonta ya está lío.

Julia, de la misma manera que hubiera hecho la Mafalda de Quino, vino a uno y a otro eligiendo las mejores palabras para arrancarnos la mala bají y ponernos la sonrisa. Ella misma decidió que lo mejor sería que cada día uno de los dos fuese el Jefe. Y justo este sábado me tocó a mí. ¡Qué bien!

El caso es que, por ese detalle y alguno más, se me ocurrió decirle a Jordi que, para mí, Julia tiene una acusada Inteligencia Emocional. A lo que él me contestó:
“El caso es que por más que he oído hablar…no tengo muy claro que es eso de la Inteligencia Emocional”
Y entonces yo, descaradamente, me lo inventé y él como casi siempre, atentamente, me escuchó:
“Pues yo creo que es la capacidad de ponerte en el pellejo de los demás, de sentir empatía… Es la inteligencia que nos haría sobrevivir a todos como en una tribu ancestral, la inteligencia que no tiene valor individual, la que beneficiaría siempre al grupo.
Tiene algo que ver con el Concepto del Continuum ¿Quién es considerado más inteligente en una tribu así? Pues el que se mira su propio ombligo no.
Es, precisamente, la inteligencia que ahora menos se valora, sino todo lo contrario, se menosprecia. En una sociedad como la nuestra, el disponer de esa inteligencia sólo te conducirá a recibir todas las hostias del mismo lado. Ahora lo que se valora es otra inteligencia, la que te lance al éxito individual, con la que consigas llegar a tener mejor coche que el vecino…” y bla, bla, bla…Cuando no tengo la obligación de madrugar al día siguiente soy capaz de enrollarme hasta el infinito y más allá.

Pues tan convencida que lo solté.

Me contestó que no era entonces tan distinto a como se vivía aquí mismo, en España hace no tantos años.

Claro, esa es la clave, pero hemos evolucionado en poco tiempo a una forma de entender y compartir la vida muy extraña, sino retorcida. Nos hemos cargado nuestro sentir más rural y la hemos fastidiado.

Lo he dicho en alguna ocasión, me voy a repetir porque es el mejor resumen gráfico que encuentro: las vida, la vida de las embarazadas, recién paridas, lactantes, biberantes, la vida familiar... debería ser como en las reuniones de Leche Mágica. Podría titularlo con el mismo lema que el de los Tres Mosqueteros ;)

Muchos problemas de sociabilización, depresiones postparto, lactancia, alimentación, crianza y demás serían abolidos. Reducidos a la nada. No estamos programados para vivir solos. Y eso que soy bastante solitaria. Algo rarita, desde pequeña.

Y no me quejo de mi experiencia particular, que aquí donde vivo gozo de enorme fortuna, porque hay personas a mi alrededor que me cuidan, que han conseguido erradicar de mi mente la mayor parte de los sentimientos de forastería y me han incluido, dulcemente, en su tribu.

Al final me voy por las ramas… y es que sentarme aquí a charlar con vosotros, después de tanto tiempo, es lo que tiene… que me gustaría contaros tanto… y al final me enredo y me atropello.

Entonces… ¿Cómo se llamará esta Inteligencia que digo? Está claro que cada día, me cuesta más mantenerme bien informada. Pero bueno,al final, lo que más cuenta en un sitio como este es la interpretación personal de cada cual ¿O no?