¡Caramba, hoy eres
como un guiño del cielo!
Ahí enfrente, cuando no te
apareces a través del espejo, te veo diferente.
Sorprende descubrirte con ese
vestido dorado tan ceñido. Acostumbrados a verte ancha, de blanco maculado.
En todo caso, te favorece ese
amarillo, combinado con las luces de ese pueblito al que rozas con tu pie y que
se recorta en el horizonte de la segunda colina.
Estupendo nos viene ese perfil de
uñita donde se acunan nuestros sueños ya tan temprano.
Hoy estás tan delgada que me
parece sentirte menguar según te miro.
Así que, mañana ni se te
distinguirá.
Creo que no te echaré de menos,
no.
Ninguno de los días en los que
faltes.
Porque es seguro que nunca fallas
al reencuentro.
Y pronto me saludarás, después de
haber sido nueva, brillando en tu esplendor casi transparente, según
abra la puerta que sufre y disfruta del oeste.
Seguro que, como lo vienes
consiguiendo desde hace cientos de miles de años, me arrancarás la primera
sonrisa del día.
¡Feliz jornada, pequeña Luna
lunera!
foto: https://www.fmdos.cl/ |
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