Para bien o para mal, por distintas circunstancias, en esta vida me ha tocado algún que otro peregrinar. Ello ha conllevado el tener que despedir, recibir, conocer gente... algunas de estas personas me han concedido el privilegio de considerarse mis amigos... y muchos, aún hoy, siguen siéndolo.
Gracias por estar ahí.

martes, 19 de octubre de 2010

Padres en la guardería.

Hace ya unos días, pero no he tenido el rato de comentarlo, tuvo lugar la primera reunión de padres sobre el nuevo curso en la guardería. Luisa ya es veterana, ella entró el curso pasado cuando tenía nueve meses. Pero en la reunión estábamos mezclados padres (digo… madres) de los tres cursos, y estaban, claro, madres que tenían justo en esos días a sus bebés en el periodo de adaptación.
Tuve que escuchar (de nuevo) todos los “beneficios” de la escolarización temprana, que no voy a repetir porque ya los conocéis (y, además, no comparto la opinión), ya no replico (y menos en público, que me da mucha vergüenza), cada cual llevará a su hijo a la guardería por su propia necesidad y además entiendo que el personal del centro quiera “vender” lo mejor posible su “producto”.
No quiero, ni de lejos, insinuar que yo piense que no realizan bien y correctamente su trabajo, porque es todo lo contrario, las considero grandes profesionales que cumplen con pulcritud e ilusión sus tareas e incluso, desinteresadamente, han tenido que socorrerme en una de mis alejandradas más sonadas (que ya os contaré).
Lo que pasa es que el ritmo, las formas y las normas allí son un tanto de cuartelillo (como dice mi madre, ella hay cosas que nunca entenderá porque ella es todo amor), los padres de los niños matriculados sólo somos invitados a participar en actos muy puntuales y programados. No nos dejan compartir, por ejemplo, el periodo de adaptación con los pequeños que estrenan su estancia en el centro.
Por eso mismo, en esta primera reunión, explicaron que la adaptación de los nuevos, este año, estaba resultando muy exitosa, con muy pocos llantos, alguno si, claro, es “normal”, pero también consideraron que “es sano que lloren un poquito”, bueeeeno…seguimos sin objetar, a ver …tampoco era el momento ni el lugar.
Cuando realmente me quedé boca fue cuando, cariñosamente, preguntaron a los allí reunidos -“¿Y los papis? ¿Cómo llevan el periodo de adaptación los papis?”-
Supongo que cualquiera, como yo hice, hubiera interpretado entre líneas: “Ya sabemos que estar lejos de vuestros hijos cuando sabéis que ellos están sufriendo, precisamente, por esa separación es duro ¿Qué tal lleváis la espera hasta que os los devolvemos?
Esperé oír un puesmuymal generalizado, casi a coro.
Pero en su lugar, precedido de un mínimo espacio de silencio, una madre contestó (no sé si las demás se sintieron identificadas, espero que no): “Pues estupendamente…sin los niños en casa…”
Jope…me dejó de piedra, en que pocas palabras se puede resumir, nuestro propio disgusto, el que involuntariamente inculcamos a nuestros pequeños hijos. Lo mismo sólo fue un desacertado intento de ser graciosa, para romper el hielo. Pero en el fondo… ¡Qué tristeza!

8 comentarios:

  1. "Pa mear y no echar gota" perdón por la expresión

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  2. Sinceramente, creo que sus niños tambien estaran mejor, con una madre como esa... aunque quiero pensar que en ese momento habló con su frase de sociedad, mas que su corazoncito.

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  3. Si, bastante sorprendente la verdad. Puede ser eso... la presión de la sociedad influye, quieren que los bebés sean independientes casi desde que nacen y cierta parte de la sociedad quiere mamás indenpendientes de sus hijos también, así seríamos más "modernas". No hay más que echarle un vistazo al ya penosamente famoso artículo en "El Mundo Magazine" de este domingo. ¡Qué pena!

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  4. yo creo que cada vez somos más egoistas y no queremos que los niños nos molesten ni invadan nuestro espacio, ni nos coman nuestro tiempo.
    A mí lo que más me ha dolido ha sido separarme de los míos por cuestiones laborales (no están los tiempos para hacer ascos) y yo estoy deseando que llegue el momento de llegar a casa y dar un achuchón a mis ya no tan bebés, Jose y Tomás. Siempre me han dicho que las madres que trabajamos, nos perdemos la infancia de nuestros hijos. Es posible pero no solo importa la cantidad sino la calidad. Prefiero haber disfrutado a tope de mis hijos y haber valorado todo el tiempo que he estado con ellos, que haberme quemado hasta el punto de desear pèrderlos de vista como esa madre de la guardería. Jamás me he planteado que mis hijos pudieran molestarme.
    Ah! y muchas gracias por haber cuidado de mi adolescente. Está encantado con tus tostaditas.

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  5. Mamá de Julio, gracias por la visita. Es verdad, a mí también lo que me produce es tristeza, no quisiera juzgar. Sino transmitir mis sentimientos, los motivos de tales gestos y circunstancias en cada casa, sólo los saben los que en ellas habitan.

    Carmen,
    :DDDDDDDD
    Espero que le cayeran bien tantas tostadas... nos comimos entre los dos solos lo mismo que nos comimos el domingo entre todos... de "tripotera".

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  6. Blanca.
    Pues ¡Qué pena! Con estas cosas yo me pregunto ¿Y para qué los tienen? Yo también he visto padres deseando quitarse a los niños de encima...y no es que yo me crea más madre que nadie, ni mucho menos, pero de verdad, cuando te planteas tener niños, ¿en serio hay gente que piensa que van a estar tranquilitos en un rincón sin chistar? Los niños gritan, corren ríen y algunos, como la mía, últimamente me da malas noches. Pero eso también hay que compartirlo. Ahora mismo lo estamos pasando fatal las dos, separadas. Ella en la guarde y yo, currando y acordándome de su carita y las ganas que tengo de achucharla. Me quedaría muy aplanada si ella, estuviese por ahí comentando en sus balbuceos de bebé con las amigas: "Yo estupendamente, me he librado de mamá!"

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  7. Hola Blanca!
    No te creas que no me he pensado en vosotras estos días, precisamente acordándome de la guardería... espero que todo vaya bien y que la peque se este adaptando... mejor que la mamá.
    Mil besos.

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