¡Allá voy!
Ya sabéis, mi formación en Política Social es nula. Se me ha ocurrido comentar algún concepto utópico que me ronda la cabeza. Así que, hoy más que nunca, aceptaré las críticas y opiniones de los que sois más sabios.
Sé que, por algunos, es compartida la idea de que más personas dispondríamos de trabajo si nos propusiéramos, todos, ser menos angustias y trabajar un poco menos, con jornadas reducidas la carga para cada individuo disminuye y mayor número de personas tendrían derecho a un sueldo, aunque sea disminuido. Claro, ganar menos nos supondría menor capacidad para seguir subidos en este carro de cacareado consumismo… pero ya que estamos comprobando en nuestras propias carnes que este sistema, de esta manera, no se sostiene y hace aguas por todas partes ¿Nos bajamos?
Por otra parte esto nos obligaría a tener que compartir responsabilidades, a tener que confiar en el compañero del anterior o siguiente turno, a tener que hablar y consensuar ideas…vaya… ¿Se nos ha olvidado? ¿Cómo se trabajaba en equipo? ¿Cómo se pasan los testigos en los relevos? ¿Una utopía?… Puede.
Por supuesto que también desearía que el sistema de trabajo actual se amoldara, de una vez, a la mujer y a su labor maternal, como en otros tiempos mejores ha sido: los bebés con sus mamás, allá a donde ellas vayan. Me cuesta creer que hayan pisado la Luna, pero que ningún brillante ingeniero haya inventado la manera de organizar determinados puestos de trabajo donde la madre, que lo desee, y su bebé pudieran estar, ergonómicamente funcionando y fisiológicamente acoplados, arropados con algún “trapito” y su nudo, por ejemplo.
Pienso, también, que ahorraríamos mucha energía compartiendo con otras personas afines nuestros lugares de residencia, tiempo y funciones domésticas… creando pequeñas o grandes comunidades evocando una forma de vida más tribal, más aldeana. Unos cocinarían para todos, otros cuidarían de los niños, otros de los ancianos, otros de los animales, otros de los cultivos, otros encenderían la hoguera, otros barrerían…otros se irían al cine o de cena…y si no pudieran llevar con ellos a sus bebes alguien probablemente les tranquilizaría: -“No te apures, que si te retrasas y llora, ya le doy la teta y duermo con él hasta que vuelvas“- ;)
Os va a parecer una locura pero flota en el mar de mi cabeza un esbozo de proyecto… Supongo que la semilla quedó sembrada cuando entré por primera vez en la cocina de Rosa, en su Granja Piedra, y allí me encontré con un gran espacio compartido, con un fuego bajo, con fogones para cocinar y una enorme mesa de madera en el mismo centro de la amplia estancia, sobre la que rodaban verduras recién traídas del huerto, con su barro pegado y sus bichos corriendo por allí, mientras la Abuela las limpiaba y seleccionaba. Me senté allí, compartiendo el tablero, porque me ofreció un café, a charlar. Quedó a mi espalda alguien que, junto a una venta, arreglaba el mimbre de una silla de madera. Allí cabíamos todos, cada cual desarrollando su función a la vez que entraban y salían de la conversación… pensé... esto es vivir, esto es vivir de verdad, cada minuto… esto es vivir y no el trabajar aburridamente esperando siempre a cuando te darán las vacaciones para, por fin, poder huir, buscando una supuesta diversión que siempre nos parece durar poco, y en los peores de los casos se queda en un espejismo de felicidad que no llegamos a alcanzar…
El proyecto os puede sonar totalmente divagante pero os lo voy a ir contando, no sé por donde empezar porque, además, está irremediablemente asociado a ciertas personas concretas, que creo reunirían las condiciones para poder convivir de esta manera.
Tengo hasta a un terreno echado el ojo…:D.
Y aunque últimamente casi no tengo tiempo de hablar con Jordi de lo importante… cada día redescubro que realmente somos almas gemelas que anhelamos los mismos sueños, no quisiera resultar cursi, pero tengo claro que no podría haber elegido a nadie mejor para recorrer el camino que tenemos por delante, con sus luminosos miradores o sus incordios de pedrusco.
Ya vuelvo…es una finca arbolada (en un paraje donde realmente escasean los árboles) bien comunicada (que aislarse no es el fin), donde se podría tener algo de ganado, talleres y una huerta ejemplar, envidia de los hortelanos vecinos que sin duda nos vendrían, curiosos, a visitar :)
Este proyecto sería aplicable a cualquier grupo humano porque, en realidad, lo que NO estamos es: Preparados para sobrevivir solos. Cada cual debería encontrar a sus compañeros más afines… Como cuando íbamos eligiendo de la pandilla para hacer los equipos…yo me atrevería con:
Jorge Pérez y Sandra, porque con Jorge, muchas veces, hemos hablado de cierto proyecto ganadero…y a pesar de lo distendido, los dos sabemos que, en el fondo, hablamos en serio. Más él, por ser más racional, que yo.
Esther y Dani, por ser descaradamente del mismo talante campestre que nosotros. Lo que pasa es que los kilómetros, en este caso, son una barrera comprensiblemente infranqueable. Siempre queda la posibilidad de emigrar los demás para allá. Sólo por oírle cantar merecería, sobradamente, el desplazamiento.
Juande y Paqui, por su innumerablemente demostrada capacidad de adaptación, porque bajo su, inofensiva, apariencia urbanita deben de tener un corazón más de campo que las amapolas. Además Juande podría trabajar desde casa…y Paqui si añora a su actual empresa tiene una sucursal relativamente cerca y no teniendo que ser en Madrid…eso sí…ya no te libras de aprender a conducir.
Bibi y Arantxa…por poseer la misma calidad adaptativa, por ser un ejemplo de padres a seguir, porque nos aportarían una buena dosis de espiritualidad, porque además de atender como nadie a sus tres retoños, siempre son capaces de sacar un rato para escuchar, para cuidarnos, para untarnos crema si nos embobamos mirando el mar y no nos queme el sol. Es verdad que nos vemos demasiado poco, cada minuto a vuestro lado es un regalo, una ocasión para aprender. Y además, con los niños que vamos a juntar, podemos formar una escuelita: necesitaremos buenos profes. Voto por un método tipo "Montessori" (http://entribu.wordpress.com/2010/06/11/la-creacion-de-una-escuela-alternativa-el-dia-a-dia-montessoriano-entrevista-a-una-madre/)
Caro y Fran, por representar claramente a esas personas que apoyan al grupo, que entienden otra forma de vida que no es la individual. Porque necesité permanecer muy poco tiempo a su lado, para darme cuenta de que a lo último que se dedican es a mirarse su propio ombligo.
Sonieta y Carlos, porque con Sonieta también he tenido horas de inventar sueños, porque siempre se necesita a alguien que lleve bien las cuentas. Y Carlos lo mismo consigue una licencia en una ciudad más cercana y sino… puede quedarse con los chicos… que ha resultado ser todo un padrazo.
Cristi y Coque, sin comentarios. Aunque su casa es tan preciosa y su forma de vivir tan armónica (suficientemente cerca, en la distancia y el trato, de familia y amigos)…que ellos ya pueden constituir su tribu allí donde están.
Son más los amigos que me faltarían, no me gustaría olvidarme de ninguno que estuviera conforme con semejante proyecto. Conscientemente, no es que me haya olvidado, faltan algunos con los que, precisamente, más hablo, a los que más achucho, de a los que más amo. Pero a algunos no os incluyo, sobre todo, por imaginaros de carácter urbano, urbanos de corazón. Es distinto que uno disfrute de lo rural el ratillo, que querer y poder vivir en y de ello, con sus calores, solanas, vientos, fríos, barros, cacas y OLORES. De todos modos, tengo claro que habrá sitio para todos, que las visitas de las personas queridas son un pilar básico de mi forma de vivir y a eso (mas teniendo ampliado el sitio) no puedo renunciar. De todos modos, si entre los no mencionados se me ha escapado alguno que tenga su parte a aportar, ya sabéis donde localizarme.
Sumemos a los niños, mascotas y, por supuesto, a nuestros mayores, de los que cuidaremos sin medida (o más bien ellos cuidarían de nosotros), de los que aprenderemos cada día lo más importante de la vida: Que vivir es compartir la materia, el espacio y el tiempo con los seres queridos. No debe importar tanto el momento ni el lugar. Cada día puede ser especial. Tampoco una fiesta, no os ilusionéis, ya sabéis que no soy la alegría de la huerta. Pero creo haber sido diseñada más para trabajar en grupo, solidariamente, que para trabajar bajo la imposición de la competitividad, que parece que es lo que más se valora ahora, desde hace ya tiempo. Yo, definitivamente, me bajo en la siguiente ¿Y tú?
Bueno ya estoy aquí después de muchos días sin haber entrado. tengo que hacerlo en esta entrada porque en la última no me deja. Por cierto estás un poco hippy ¿no? Eso de las comunas, muy de los 70.
ResponderEliminarLa verdad es que no tengo (yo tampoco ) tiempo para nada con viajar, con cocinar, con preparar clases, con hacer y deshacer maletas y sobre todo con disfrutar ahora más que nunca de mi familia con todo lo que eso acarrea: risas, muchas y dolores de cabeza también muchos. Tommy ha estado toda la semana bastante pachucho y el solo pensar que él estaba en Peñaranda y yo tan lejos me pone enferma a mí también. Bueno, ¿quién dijo que la crianza fuera fácil?
Si, si ... pero no hace falta traer el atuendo hippy, cada cual tal cual es :DDDDD
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