Soy de las que por haberse comido un kiwi y haberse bebido un par de vasos de agua, se creen en el pleno derecho de poder atiborrarse, después, con cualquier dosis de colesterol y chucherías, por el módico precio de cero arrepentimiento. Es como que, al compensarse en mi mente, se vayan a equilibrar también en mis michelos, modelándose divinamente. Y desde que no fumo (que ya van años- con mis pequeñas licencias-) casi que peor. Cambié el cigarrito de la sobremesa por suculentos postres, que antes ni sabía que existían.
Cuando conocí a Jordi, en primero de Veterinaria, todavía tenía yo 17 años (porque soy, como Luisa, de las chinorris de diciembre) y pesaba 47 kilos (muy acorde a mi estatura). No me dejaron subir a aquel autobus, aparcado junto al aulario, y donar sangre hasta 3º de carrera, pero desde entonces la progresión ha sido imparable... pero me consuelo... Una de las personas mejor conservadas que conozco es mi amiga Raquel, que vive en el pueblo en el que ahora trabajo (aunque ella tampoco es de allí). Me contó el secreto de su tersa piel: -"Un kilito al año y mucha Nivea, hija"- Pues he tomado alguna nota, lo de sumar casi el kilo, por lo menos.
A Raquel también le añadiremos su gran fortaleza, alegría, ganas de vivir y compartir y su gran capacidad de amar que siempre la colmará de juventud.
La conocí por ser la mujer de Pepe. Cuando me sentaba en su despacho a hacer las cuentas de los portes contratados. Pepe justo tiene los años de mi padre, ella es algo mayor que él. Son una pareja ejemplar. Se encontraron y se enamoraron ciegamente en plena madurez. Ella viuda, él iba para eterno soltero y eternas noches de juerga, que amigos nunca le faltaron.
Conducía camión propio, un Man pequeño, en él cabían unas cuantas vaquitas de desvieje (de distintos socios de la cooperativa) que llevabamos para el matadero. Nos presentó Jose Carlos, por aquellos tiempos en los que yo ejercía de tratante de ganado ( no lo digo tan de broma, ya os lo contaré) y allí, en Fuentesaúco, muchas mañanas, bien temprano nos hacían esperar. -"Pues... te invito a un café con un pincho de tortilla"- guiñaba sus dedos a la vez que me animaba, con su voz entre ronca y melosa, un poco temblorosa y siempre apacible. Y aquella voz me contaba historias increíbles y entrañables de toda una vida en La Moraña. Como el porqué de aquel apodo, por el que todos le conocen y tan poco parecía corresponderle, aunque para nada le incomode: "el Buitre". Nos hicimos amigos, digo que para siempre. No sabéis cuantas aventuras...
Gracias "Buitre" por tu patrimonio compartido ( y por aquellos cuponcitos que comprábamos y que nunca nos tocaban), gracias Raquel ( por aquellos abrazos que conseguían levantarme a un palmo del suelo), sin vosotros saberlo, fuisteis unas de las brisas que en aquellos años, tan duros para mí, en los que tenía que trabajar en faenas tan poco afines a mi persona, alejaban de un soplido los malos humos acumulados para pintar, siempre, en mi cara, una gran sonrisa.
Están buenísimos esos tomates que me disteis. Julia todavía no se ha comido el suyo, ese pequeño con forma de corazón, porque dice que primero quería hacerle una foto de pareja, con un pimiento de Padrón de los que trajeron el otro día Marga, David y Alejandro de su viaje por Galicia. Lo malo es que ya los tenemos fritos y comidos. Unos picaron y otros "non".
Sé que no me váis a leer, asi que ya pararé otro día a deciros, de nuevo, todo lo que os quiero.
Por y para mis amigos, para los que me quisieron, para los que me quieren y para los que algún día puede que me lleguen a querer.
Para bien o para mal, por distintas circunstancias, en esta vida me ha tocado algún que otro peregrinar. Ello ha conllevado el tener que despedir, recibir, conocer gente... algunas de estas personas me han concedido el privilegio de considerarse mis amigos... y muchos, aún hoy, siguen siéndolo.
Gracias por estar ahí.
Gracias por estar ahí.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Gracias por tu visita! es un placer leerte!!!
ResponderEliminarMuchos besos desde Argentina!♥
Gracias a vos, por sacar el rato de viajar hasta España, con el jaleo que tendrás al ser miembro de tan preciosa y numerosa familia.
ResponderEliminarPues te asguro que con cierta edad hay que elegir o cara o culo. Yo me pedí cara y ahora... a dieta. Jope, que hasta los tomates engordan. Pero los tomates cultivados con amor son muy dietéticos y cardiosaludables. sus efectos benéficos se dejan notar en la cara, mucho más sonriente, y en el corazón.
ResponderEliminarPues yo elegir ser más alta y no hubo remedio :D
ResponderEliminarHola!!! que bonito blog!!
ResponderEliminarAprovecho la visita y te invito a conocer el mio http://creciendocondavid.blogspot.com/
Ah!! yo tambien era de las de 47 kg con 17 años...como cambian las cosas!!!jejejje
Un fuerte abrazo!
Muchas gracias por tu visita Alejandra!!
ResponderEliminarMe he hecho seguidora de tu blog, así que te leeré habitualmente.
Otro abrazo!