Pues no, no soy paciente, nunca lo he sido, no poseo realmente esa virtud que otros me asignan o puede que aparente tener. Como todo buen Peter Pan lo que quiero... lo quiero ¡Ya! ¡Cojona!
Lo que pasa es que voy aplicando, sigo cada día descubriendo, algún truco del almendruco.
Intento aprovechar cada momento para disfrutar, lo que nigsifica conseguir entretenerme observando los detalles, detalles pequeñitos.
Casi todo entorno me puede parecer bien para estar el rato que corresponda, he dejado de desear estar en otro sitio que pueda considerarse más apetecible, intento que me agrade donde estoy, por pocas aportaciones que aparente haber en el lugar que me acoge (digamos la cola de la caja del supermercado, por ejemplo), siempre hallo algo o alguien positivo que pueda llenar las arcas de mi recreo. Es un ejercicio relativamente sencillo, aprender a valorar: que lo poco, puede llegar a ser mucho. Y sino, siempre es válido imaginar, volar. Nada lo impide.
Esto, a su vez, está totalmente relacionado con dejar de esperar vivir en un futuro que siempre se nos antoja será mejor, a veces incluso pensamos que porque es posible que consigamos disponer de bienes materiales de los que en el momento actual no disponemos (metidos en esta rueda es díficil llegar al destino, mejor apearse en la primera parada y seguir a pie). Vivir en el futuro es casi peor que vivir apegado al pasado, porque por lo menos este fue real y es recordable, pero el futuro anhelado de manera concreta, puede quedarse en esa utopía, en espejismos vistos mientras deambulamos por ese desierto que nosotros mismos creamos, al no saber apreciar la belleza de lo que pisamos.
Sería mejor aprender a disfrutar el viaje. Sacar la cabeza por la ventanilla y otear el camino, mientras intentamos retener en los pulmones el aire fresco que se escapa, rozando veloz nuestra cara.
Esto a su vez, está totalmente relacionado con evitar (yo solita) frustrarme. Dejo de proponerme metas que sé no voy a conseguir, no quisiera parecer derrotista (aunque muchas veces si lo soy) quiero decir mejor: intento no cargar los bolsillos con ciertas esperanzas (como empezar y acabar de escribiros algo del tirón :))))), aunque ilusiones siempre se llevan, a veces… como lastre pero casi siempre como banderas.
Junto a las peques, es más que probable que al concluir el día, cualquier parecido con lo pensaba iba a vivir sea mera coincidencia, cualquier plan, por sencillo que parezca, puede terminar siendo una sonada aventura. ¿Qué os voy a contar que no sepáis!
Esto, a su vez, está totalmente relacionado con intentar aparcar la prisa ¡Así me luce el pelo, llegando tarde a casi todas partes! No, eso no me gusta tampoco…Quiero referirme a que cuando ya he conseguido llegar (aunque, inevitablemente, con la lengua fuera) dejo de sufrir esa velocidad, por lo menos que cada insignificante cosa que hacemos sea tranquilamente disfrutable.
Así, con esta cadena voy forjando lo que, a mí misma, me resulta fácil confundir con pachorra, pero debe ser algo más parecido a la templanza, quizás lo estoy consiguiendo y no es sólo apariencia (de paciencia). Todo puede ser.
Uf, Ale! yo no tengo esa capacidad de evasión.¡que más quisiera! Cuando estoy en situaciones rollos me evado pero pensando en cosas todavía más rollos: ¿me he dejado puesta la comida? ¿qué hago de cena?, todavía me quedan muchos exámenes que corregir..., tengo que recoger a Jose de inglés o ¿era a Tomás de baloncesto?....Desde luego qué bien qprovechadas todas las horas del día ( y a veces de la noche)
ResponderEliminarComo decía Santa Teresa, la loca de la casa, la cabeza, no para nunca. Mi padre llamaba a este proceso ·reinar·
¡Madre mía qué trajín mental! Yo ya ni me puedo plantear lo de la frustración y además, tengo asumido que esto es la vida o por lo menos, mi vida.
Hace ya un tiempo estuve haciendo un curso en el que hablaban de los murmullos que tenemos en nuestra cabecita. Yo no tengo murmullos, son auténticos vocinazos.
Lo mejor de todo es que yo doy la imagen de serenidad. ¡Ja!
me gusta mucho este poema de Celaya ad hoc. Se titula BIOGRAFÍA. Ya me contarás
ResponderEliminarLa vida que murmura. La vida abierta.
La vida sonriente y siempre inquieta.
La vida que huye volviendo la cabeza,
tentadora o quizá, sólo niña traviesa.
La vida sin más. La vida ciega
que quiere ser vivida sin mayores consecuencias,
sin hacer aspavientos, sin históricas histerias,
sin dolores trascendentes ni alegrías triunfales,
ligera, sólo ligera, sencillamente bella
o lo que así solemos llamar en la tierra
Pues eso si que es verdad, toda tu apariencia es de serenidad... pero según nos vamos conociendo vamos viendo que en nuestro interior siempre habrá bullicio, simple y llanamente por el hecho de haber nacido mujeres.
ResponderEliminarYa sabes que llevo una racha de cráneo, que ... ya ves... ni te contestaba a tus "prácticos" poemas... espero estar ya volviendo a poner los pies en la tierra que de tanto "vuelo" ya me dan hasta mareos.
Es mejor gozo sin posesión que posesión sin gozo.
ResponderEliminarQuiero decir que prefiero no conseguir mis metas si sigo disfrutando de la ilusión de conseguirlas. Al fin y al cabo la ilusión es mucho más bonita que la posesión, y el camino a la consecución es lo mejor de la vida.
ale, te estoy esperando. Venga, anímate.
ResponderEliminarAy... que ganitas tengo de volver a poner en mi vida una mínima rutina y poder comunicarme de nuevo tranquilamente con todos vosotros. Esto de estudiar cada día cuesta más... y yo no me lo quería creer. ¡Cómo te comprendo Tomás!
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