Sabéis que tengo una hija de 5 años, mi hija mayor, se llama Julia. Ya no le queda tanto para que ella misma pueda leerme y amonestarme –“Jo Mamá, ¡Me han manido los manicormios! Sólo hablas de bebés y de tetas. Si lo que mola son los dragones y `Código Lyoko´. Es que no te enteras…”-
(Esto de manirse los manicormios dice que lo oyó en una de tantas películas que le gustan: `Bolt´. Pero la he vuelto a escudriñar con ella de cabo a rabo y no hemos escuchado en ningún momento tal frase. Explica Julia que a veces la gatita la dice y otras veces no. He debido de verla en el día del no, lástima).
Ella suele hablar bien (que no digo que sea lo mismo que pronunciar bien: la “R” se resiste, pero va progresando) le sigue fallando murciègalo y poco más. Aunque no hace tanto conjugaba perfectamente el verbo nigsificar. Por ejemplo:
-“Mamá, el semáforo está verde, nigsifica que podemos pasar ¡Vamos!”-
Es muy bonito vivir con Julia (aunque en ocasiones agote mi paciencia, esa paciencia que parece que sólo nuestros propios hijos son capaces de apurar… y si lo pensamos un momento veremos que mucho más la culpa siempre es nuestra).
Es una niña dulce, ni mucho menos cursi (aunque sí que le gusta el rosa y por supuesto la purpurina), es prudente y, en lo que cabe, obediente.
Parece que no le gustan las camisetas lisas, ni las camisas de botones, ni llevar el pelo corto, ni ir de compras, ni jugar con las muñecas, ni `Dora, la aburridora", ni la cebolla, ni la pimienta, entre alguna cosa más.
No es de (lo que se suele entender como) talante cariñoso, ni besucona. Yo tampoco. Lo que no nos quita de ser románticas y de que terminemos buscando la compañía mimosa de a quienes amamos. Y tampoco nos libra de los daños a nuestros frágiles corazones con conexión directa a lágrimas automáticas.
Disfruta en el cine, en casa en pijama, con la arena, con sus amigas del alma, con Jose, con los viajes en compañía de sus primos Pol y Ernest, en la piscina de Santa Pola, perdiéndose en el laberinto de `Los Jardines´, comiendo a todas horas, con sus abuelos, con Chusta y Ratulí…
Escucha, con la justa atención, historias (porque prefiere ver la tele, snif) sobre todo cuando a los personajes les apodamos “mendruguines” o “merluzos” (evocación de los tebeos de `Mortadelo y Filemón´ que ya le lee su padre, los he tenido que prohibir para dormir… porque dentro de la hora relajación me parece que no es lo mejor atragantarse de risa) .
Pero su mayor diversión es hacer actividades caseras (porque las fichas del cole le cuestan un triunfo y otro triunfo a sus padres… menuda lata con los deberes) dibuja, colorea, recorta, pega, purpurinea, moldea… deja todo lleno de cachitos minúsculos de cualquier material, por cualquier sitio, de cualquier color… y nunca, jamás (para desesperación de su padre) recoge (a no ser bajo orden tajante). Eso si, luego guarda a buen recaudo sus creaciones en su rincón secreto (en la cabecera de su cama, tras el cojín de los dinosaurios) junto a los tesoros que trae de la calle o encuentra en casa: hojas secas, piedras, trozos deformes de hormigón, de ladrillos, bridas, conchas de mejillones, cera roja de la corteza del queso…hasta a mí me da pena tirar ciertos patrimonios al hacer limpieza.
Su chiste preferido (además del infaltable perro `mis tetas´) es el de un tartamudo y un ciego y lo cuenta bien:
Esto es un ciego que conducía y un amigo tartamudo que le guiaba -“Cu…cu….curva a la derecha”-
Y el ciego giraba.
-“Cu…cu…curva a la izquierda”-
Y así iban avanzando.
Pero en una curva… ¡Zas! Se pegan un leñazo.
Y el tartamudo comienza –“La…la…vi…. La…la... vi…”-
Y el ciego –“Pero si la viste ¿Por qué no me lo dijiste?”-
Y el tartamudo termina – “La…la… vi… ¡La Virgen , que porrazo nos hemos pegao´ “
Me gustaría poder contaros muchos más ratos con Julia, muchas cosas de Julia… pero muchas otras, al pasar pocas horas, se me olvidan, son recuerdos que archivo en no sé qué rincón de mi mente o de mi corazón y allí se deben de quedar dormidos.
Ha venido un día preocupada del cole porque ningún amigo se cree que en nuestra casa vivan con nosotros los Duendes. Pues ayer mismo Julia vio uno escabullirse tras el rodapie carcomido de la cocina. Ellos observan lo bien o mal que nos portamos y según, nos dejan escondidas sorpresas que ellos saben que nos agradan, ahora que Julia va sabiendo leer también le dejan alguna nota de vez en cuando, escriben un poco mal como si les temblase el pulso, deben ser los nervios por si les pillamos.
También llegó enfadada porque algunos compañeros han comenzado a burlarse de su segundo apellido… que me vas acontar a mí, yo siempre lo llevé de primero. ¡No te queda na´! Los niños son así. Pero tengo algunos primos a los que es probable que se lo hicieran pasar incluso peor... imprudentes combinaciones de estirpes familiares :D
Julia, te lo he dicho alguna vez - “No hay mejor desprecio que no hacer aprecio”- . Pero creo que, con 5 años, esto todavía es abstracto para ella. Supongo que le queda un tiempo todavía de entrar al trapo, que le vamos a hacer.
Y su lógica, como la de cualquier niño de su edad, siempre es aplastante. El viernes se probaba un disfraz de ángel precioso que ha heredado de Jose y Tomás.
-“¡Qué bonito es Julia! ¡Con plumas de verdad y todo!”-
Yo, ya viéndome chapucear con la aguja o socorriéndonos la Avie Luisa que cose bien del todo –“Lo único que te queda un poco grande… pero eso tiene fácil arreglo”-
Y ella contesta rápido –“¡Claro Mamá! ¡Sólo tengo que crecer un poco!”-
¡Pues si! Mucho más fácil que ponerse una a coser.
Es verdad que con el segundo hijo suele ser más sencillo, lo entendemos los padres todo con más calma (aunque ya nazcan más terremotos) y se disfruta de otra manera (se aprende a ignorar más a los opinólogos, entre otras cosas).
Pero con Julia fue mi transformación a madre, los años que pasó como hija única forjaron unos nexos que yo creí languidecerían con el nacimiento de su hermana y desde luego no puedo negar que la historia cambia: que para el primogénito no podemos evitar que sea un trago (aunque termine demostrando que adora al bichito) y encima , esta vez, no puedo usar el truco de ponerme en el recuerdo de mi propia infancia para comprenderla, fui terremoto segundo, tuve la fortuna de nacer y crecer disponiendo, desde el principio, de un hermano y no ser jamás destronada por un tercero, ni tener que luchar por ser la princesa más linda de la casa. Fui, no hija única, pero si la niña pequeña única.
Sin duda, iré contando más de esta Reina de mi Reino que a ratos sigue sufriendo la llegada (hace 16 meses) de la Princesa Luisa Petisa que todavía es un poco incordiona, la verdad.
No te preocupes Julia, que tendrá que crecer y madurar, para llegar a ser esa hermana y compañera que tú imaginabas y que, por ahora, poco se parece a esta enana mocosa, babosota, gritona e imitamonos que tantas veces te crispa. ¡Mira este rato que lleváis con la casa de los fantasmas que te regalaron Paula y Marta! Es todo un avance ¿no crees? Ten paciencia mi Amor, una poquita más de la ya estás teniendo. Luisa también se lo merece. Confío en tí.
(Esto de manirse los manicormios dice que lo oyó en una de tantas películas que le gustan: `Bolt´. Pero la he vuelto a escudriñar con ella de cabo a rabo y no hemos escuchado en ningún momento tal frase. Explica Julia que a veces la gatita la dice y otras veces no. He debido de verla en el día del no, lástima).
Ella suele hablar bien (que no digo que sea lo mismo que pronunciar bien: la “R” se resiste, pero va progresando) le sigue fallando murciègalo y poco más. Aunque no hace tanto conjugaba perfectamente el verbo nigsificar. Por ejemplo:
-“Mamá, el semáforo está verde, nigsifica que podemos pasar ¡Vamos!”-
Es muy bonito vivir con Julia (aunque en ocasiones agote mi paciencia, esa paciencia que parece que sólo nuestros propios hijos son capaces de apurar… y si lo pensamos un momento veremos que mucho más la culpa siempre es nuestra).
Es una niña dulce, ni mucho menos cursi (aunque sí que le gusta el rosa y por supuesto la purpurina), es prudente y, en lo que cabe, obediente.
Parece que no le gustan las camisetas lisas, ni las camisas de botones, ni llevar el pelo corto, ni ir de compras, ni jugar con las muñecas, ni `Dora, la aburridora", ni la cebolla, ni la pimienta, entre alguna cosa más.
No es de (lo que se suele entender como) talante cariñoso, ni besucona. Yo tampoco. Lo que no nos quita de ser románticas y de que terminemos buscando la compañía mimosa de a quienes amamos. Y tampoco nos libra de los daños a nuestros frágiles corazones con conexión directa a lágrimas automáticas.
Disfruta en el cine, en casa en pijama, con la arena, con sus amigas del alma, con Jose, con los viajes en compañía de sus primos Pol y Ernest, en la piscina de Santa Pola, perdiéndose en el laberinto de `Los Jardines´, comiendo a todas horas, con sus abuelos, con Chusta y Ratulí…
Escucha, con la justa atención, historias (porque prefiere ver la tele, snif) sobre todo cuando a los personajes les apodamos “mendruguines” o “merluzos” (evocación de los tebeos de `Mortadelo y Filemón´ que ya le lee su padre, los he tenido que prohibir para dormir… porque dentro de la hora relajación me parece que no es lo mejor atragantarse de risa) .
Pero su mayor diversión es hacer actividades caseras (porque las fichas del cole le cuestan un triunfo y otro triunfo a sus padres… menuda lata con los deberes) dibuja, colorea, recorta, pega, purpurinea, moldea… deja todo lleno de cachitos minúsculos de cualquier material, por cualquier sitio, de cualquier color… y nunca, jamás (para desesperación de su padre) recoge (a no ser bajo orden tajante). Eso si, luego guarda a buen recaudo sus creaciones en su rincón secreto (en la cabecera de su cama, tras el cojín de los dinosaurios) junto a los tesoros que trae de la calle o encuentra en casa: hojas secas, piedras, trozos deformes de hormigón, de ladrillos, bridas, conchas de mejillones, cera roja de la corteza del queso…hasta a mí me da pena tirar ciertos patrimonios al hacer limpieza.
Su chiste preferido (además del infaltable perro `mis tetas´) es el de un tartamudo y un ciego y lo cuenta bien:
Esto es un ciego que conducía y un amigo tartamudo que le guiaba -“Cu…cu….curva a la derecha”-
Y el ciego giraba.
-“Cu…cu…curva a la izquierda”-
Y así iban avanzando.
Pero en una curva… ¡Zas! Se pegan un leñazo.
Y el tartamudo comienza –“La…la…vi…. La…la... vi…”-
Y el ciego –“Pero si la viste ¿Por qué no me lo dijiste?”-
Y el tartamudo termina – “La…la… vi… ¡La Virgen , que porrazo nos hemos pegao´ “
Me gustaría poder contaros muchos más ratos con Julia, muchas cosas de Julia… pero muchas otras, al pasar pocas horas, se me olvidan, son recuerdos que archivo en no sé qué rincón de mi mente o de mi corazón y allí se deben de quedar dormidos.
Ha venido un día preocupada del cole porque ningún amigo se cree que en nuestra casa vivan con nosotros los Duendes. Pues ayer mismo Julia vio uno escabullirse tras el rodapie carcomido de la cocina. Ellos observan lo bien o mal que nos portamos y según, nos dejan escondidas sorpresas que ellos saben que nos agradan, ahora que Julia va sabiendo leer también le dejan alguna nota de vez en cuando, escriben un poco mal como si les temblase el pulso, deben ser los nervios por si les pillamos.
También llegó enfadada porque algunos compañeros han comenzado a burlarse de su segundo apellido… que me vas acontar a mí, yo siempre lo llevé de primero. ¡No te queda na´! Los niños son así. Pero tengo algunos primos a los que es probable que se lo hicieran pasar incluso peor... imprudentes combinaciones de estirpes familiares :D
Julia, te lo he dicho alguna vez - “No hay mejor desprecio que no hacer aprecio”- . Pero creo que, con 5 años, esto todavía es abstracto para ella. Supongo que le queda un tiempo todavía de entrar al trapo, que le vamos a hacer.
Y su lógica, como la de cualquier niño de su edad, siempre es aplastante. El viernes se probaba un disfraz de ángel precioso que ha heredado de Jose y Tomás.
-“¡Qué bonito es Julia! ¡Con plumas de verdad y todo!”-
Yo, ya viéndome chapucear con la aguja o socorriéndonos la Avie Luisa que cose bien del todo –“Lo único que te queda un poco grande… pero eso tiene fácil arreglo”-
Y ella contesta rápido –“¡Claro Mamá! ¡Sólo tengo que crecer un poco!”-
¡Pues si! Mucho más fácil que ponerse una a coser.
Es verdad que con el segundo hijo suele ser más sencillo, lo entendemos los padres todo con más calma (aunque ya nazcan más terremotos) y se disfruta de otra manera (se aprende a ignorar más a los opinólogos, entre otras cosas).
Pero con Julia fue mi transformación a madre, los años que pasó como hija única forjaron unos nexos que yo creí languidecerían con el nacimiento de su hermana y desde luego no puedo negar que la historia cambia: que para el primogénito no podemos evitar que sea un trago (aunque termine demostrando que adora al bichito) y encima , esta vez, no puedo usar el truco de ponerme en el recuerdo de mi propia infancia para comprenderla, fui terremoto segundo, tuve la fortuna de nacer y crecer disponiendo, desde el principio, de un hermano y no ser jamás destronada por un tercero, ni tener que luchar por ser la princesa más linda de la casa. Fui, no hija única, pero si la niña pequeña única.
Sin duda, iré contando más de esta Reina de mi Reino que a ratos sigue sufriendo la llegada (hace 16 meses) de la Princesa Luisa Petisa que todavía es un poco incordiona, la verdad.
No te preocupes Julia, que tendrá que crecer y madurar, para llegar a ser esa hermana y compañera que tú imaginabas y que, por ahora, poco se parece a esta enana mocosa, babosota, gritona e imitamonos que tantas veces te crispa. ¡Mira este rato que lleváis con la casa de los fantasmas que te regalaron Paula y Marta! Es todo un avance ¿no crees? Ten paciencia mi Amor, una poquita más de la ya estás teniendo. Luisa también se lo merece. Confío en tí.
¡¡feliz día de la madre!!
ResponderEliminarUn poco pasadillo pero es que acabo de qudarme sola.
No sé si conoces este poema de Jose Agustín Goytisolo, Palabras para Julia. A mí me parece que recoge muy bien todo lo que queremos para nuestros hijos.
PALABRAS PARA JULIA
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Te sentirás acorralada
Te sentirás perdida o sola
Tal vez querrás no haber nacido
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en tí como ahora pienso.
Un hombre solo una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo no son nada.
Pero yo cuando te hablo a tí
cuando te escribo estas palabras
también pienso en otros hombres.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en tí como ahora pienso.
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.
La vida es bella tu verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en tí como ahora pienso.
Qué bonitas, Ale, las Crónicas de Julia :))))) (y qué bonita foto has escogido para ilustrarlas)
ResponderEliminarDesde que nació Mateo, imagino que como muchas madres primerizas, no dejo de preguntarme cómo podría querer a otro hijo como a él. Pregunta bastante idiota, porque creo saber la respuesta: y es que a cada uno les queremos con su amor correspondiente, un amor que las mujeres sabemos multiplicar exponencialmente con cada hijo que nos nace. Ante la idea de un segundo hijo, me da como penita por Mateo, por cómo se sentirá, si le podré dedicar toda la atención que se merece... pero también mucha curiosidad ante cómo evolucionará como hermano mayor, porque creo que lo hará genial (como Julia ;))
Yo también fui primera, y hermana de otra 'terremoto' que me siguió a los 15 meses :)))) siempre peleamos mucho, pero no podíamos estar la una sin la otra. Y cuando llegó el momento de serenar nuestras cabezas, encontramos la verdadera amiga que es una hermana, que comparte contigo toda la experiencia de tu vida, y conoce tus brillos y tus miserias mejor que nadie. (Luego vinieron los pequeños, con sus inestimables granitos de arena... no hay nada mejor en la vida que los hermanos...)
Ah, Carmen, y precioso poema :)))))
ResponderEliminarCarmen, es verdad, precioso poema, vas a conseguir que termine gustándome la poesía :DDDDD
ResponderEliminarLa verdad es esa, me gustan los poemas, por decirlo de alguna manera... que se entiendan... bueno supongo que poniendo atención suficiente se entenderán todos. Gracias.
Pues si Caro, yo lo pensaba muchas veces ¡Menuda guarrada para Julia! Pero desde luego ten claro que por mil hijos que tengamos, mil amores... y supongo que todos iguales y diferentes. Y como tú dices, al final, un hermano es el mejor regalo.
ResponderEliminarQué escrito tan precioso para tu niña. Ya verás cuando lo lea y lo entienda.
ResponderEliminarNo he podido resistirme, se lo he leído (con "censura"... por no decirle, por ejemplo, que resulta un poco "vagoneta" con los deberes... pobreta) y parece que le ha gustado, sobre todo la descripción de su hermana como "enana mocosa, babosota, gritona e imitamonos" ... no tenemos arreglo ;D
ResponderEliminarYa me contarás... ¡Enhorabuena! no sabía :X
yo flipo con Ale. Me pones los pelos de punta y me resisto a la inundanción de mis ojos. yo flipo...
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