He recorrido los kilómetros, estos días, con la tediosa impotencia por compañera, se ha sentado en el asiento vacío del copiloto y ha pasado la tonelada que pesa su brazo izquierdo sobre mis hombros.
Alguien a quien adoro y admiro está lejos, sé que en estos momentos su valentía lucha contra mil dudas y su cuerpo lucha por superar un brote de esa crónica enfermedad que, normalmente, ella mantiene controlada con irrebatible arrojo. No está sola, ella ahora no es sólo uno. Precisamente por eso, la incertidumbre la consume cada minuto.
Esther, no dejes de luchar. Aunque eso suponga atender mil banalidades que, ahora mismo, os importarán una mierda, aunque suponga que los demás escuchemos lo que nos tengáis que contar, aunque nos saquéis de nuestra dulce rutina y recibamos, una vez más, una solemne lección de vuestra fortaleza. Para eso estamos los amigos y para mucho más.
Os contaré lo de estos días:
Esta mañana he partido hacia Valladolid, igual que ayer. Este curso el congreso de la S.E.O.C. se ha celebrado cerca. Reúne veterinarios dedicados al ovino y caprino. Hacía años que no asistía. He reencontrado colegas a los que no veía desde entonces. Algunos preguntaron si me quedaría por allí a dormir, si me quedaría a la cena, a las copas. No sabían de mi nueva maternidad, ni conocían otra manera de criar.
La lactancia, más allá de los 6 meses, también entre los veterinarios más campestres, suena a chino. Y eso que está por escrito (http://www.aeped.es/comite-lactancia-materna/recomendaciones) que la O.M.S. recomienda mantener la lactancia materna hasta por lo menos los dos años. ¿Por qué a nadie le sorprende, en cambio, que un niño de más de tres años se tome un biberón antes de acostarse?
Pero, en determinados ámbitos, todavía merece la pena dar explicaciones, queda sembrada la perplejidad, la sorpresa y te das cuenta de que ha servido para dejar a padres, futuros padres o a los que nunca hubieran pensado en ser padres, cavilando un ratillo. Es probable que no todas disfrutéis de la suerte de poder ver la cara que se les queda a una mesa entera de colegas, del género masculino cuando les cuentas que prefieres volver a casa, recorriendo más de 100 km, para amantar a una de tus hijas, que ya cumplió los 20 meses, antes que quedarte a tan divertida juerga (que no niego sea un plan que me apetezca, entre otras cosas, porque me recuerda a aquella adolescencia en la que cualquier problema quedaba sutilmente difuminado… algún día podrá volver a ser). Por ahora mis divertimentos han sido otros, igual o más gratificantes.
Hablar con Victoria, que ahora también vive la maternidad, es casi como conocer una persona nueva y sobre todo da gusto cuando te das cuenta de que, por su propio camino, ha llegado a iguales conclusiones que tú. Siento que algo nos une, que el instinto siempre nos acompaña. Espero verte por aquí, y por allí.
Filosofar con Manolo, desde que le conozco, es algo que siempre añoro, que siempre me aporta. Aunque, en el caso más venturoso, pasa de año en año, bien pueden, en tiempo de crianza, zumbar tranquilamente 5 años del tirón. Leeré lo que nos has recomendado y tampoco cesaré en la campaña anti-Simpsons… Asín nos tachen de lo que quieran, con poco más lo mismo cambiamos algo el mundo. Espero no tener que esperar tanto tiempo para volver a verte.
Estar con Álvaro es como enfocar, por un momento, alguna escena de cualquier personaje interpretado por Hugh Grant, con ese descarado desparpajo que no deriva en inadecuado.Y que, a él mismo, al reir, siempre le sonroja. Ellos forman parte de un grupo de trabajo, reunidos bajo el nombre de una misma empresa, de la parecen profesarse orgullosos, y esto consigue un ambiente distendido y jocoso que resulta contagioso. Lo suficientemente cómodo como para no tener que aparentar absolutamente nada de lo que no soy.
Y alguno todavía se reirá, pero a mí pasar por Rágama, me sigue resultando la travesía urbana más agradable, del pequeño trozo, de la extensa Castilla que conozco. ¡Y se acabó! ¡Qué me gusta! Y además he visto un cartel de venta, en una bonita casa de las que da a la iglesia… que porque no tengo los duros que pedirán :D… que si no ... allí me tendríais que ir a buscar :DD
Por y para mis amigos, para los que me quisieron, para los que me quieren y para los que algún día puede que me lleguen a querer.
Para bien o para mal, por distintas circunstancias, en esta vida me ha tocado algún que otro peregrinar. Ello ha conllevado el tener que despedir, recibir, conocer gente... algunas de estas personas me han concedido el privilegio de considerarse mis amigos... y muchos, aún hoy, siguen siéndolo.
Gracias por estar ahí.
Gracias por estar ahí.
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¡qué madraza eres!
ResponderEliminar¡Felicidades para Julia!. Sé que es su cumple a finales de Septiembre pero nunca me acñuerdo del día.
Sí, precisamente es hoy... pero esta semana he tenido un lío de narices y muchos cambios de última hora, así que la celebración con niños ha quedado pospuesta. Ya os llamo.
ResponderEliminarGracias por acordarte.
-Luisa, ¿y tu que opinas?:
ResponderEliminar-Maaamaa e taaaataaa, miioo ¡¡Teta!!.
tiss tiss.
-Esta claro, luisa, que mamá está mejor aquí dandote la teta que de juerga con los colegas ovejeros.
-tiss, tiss.
eo papate.
- bueno, ahora te doy...
Qué bonito lo que cuentas.
ResponderEliminarQué buen sabor de boca poder compartir con personas con las que no tienes que fingir lo que no eres...
Qué bonito ir por la vida viviéndola, mostrando lo que uno es, seguro que la semilla queda en alguien, quizás en quien menos te imaginas!!!
Un abrazo!!!
Traduzco la parte del diálogo Jordi/Luisa que supongo no entenderéis:
ResponderEliminarTISS, TISS = "si, si". Esta era bastante fácil...
EO PAPATE = "quiero plátano". Lo dice cada vez que los ve en el frutero. Hoy mismo el abuelo ha comprado unos que estaban más verdes que los bebederos abandonados, pero ella los ha visto...y nos ha tocado salir a comprar unos más doraditos. ¡Qué tía!
Si que es verdad Ileana, que a gusto se está entre determinadas personas, a veces cuando y donde menos te lo imaginabas... con la de veces que toca "disfrazarse", a cuenta de no querer toparme con la ignorante incomprensión.
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