Para bien o para mal, por distintas circunstancias, en esta vida me ha tocado algún que otro peregrinar. Ello ha conllevado el tener que despedir, recibir, conocer gente... algunas de estas personas me han concedido el privilegio de considerarse mis amigos... y muchos, aún hoy, siguen siéndolo.
Gracias por estar ahí.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Vivo en un saco. Jarabe de palo.

 

Puedes vivir donde quieras o... donde te dejen.
Siempre será bueno asomarse, ver, mirar, oler, sentir...
Y mejor todavía salir, darse una vuelta y, con quien te encuentres, escuchar y charlar.
Esta vez no haremos tanto caso a Pau Donés...


viernes, 23 de marzo de 2012

Lo que sé de la huelga.

Hemos tenido visita, su único diálogo conmigo ha sido el siguente:

-"¡Hombre Alejandra, qué tal? ¿Trabajas mucho?"-

-"Pues sí, por aquí paramos poco."-

-"Me alegro de que tengas ganas de trabajar...Porque por ahí hay muchos que no las tienen, incluso dicen que van a hacer una huelga..."-

Llevo años sin entrar a discutir ciertas sandeces, pero también tengo mis días...y hay temas que me escaman:

-"Pues esta huelga sí que me quedo con ganas de secundarla"-

Extrañado -me mira como si fuera un bicho raro-, me contesta:

-"Pues sólo por quienes la convocan...Yo no iría."-

-"Es que no hay que asistir por los intereses de quien la convoca, sino por decisión personal."-

Punto y final.
¿A quién le quedan ganas de más charla?

Pero, tristemente, no iré a la huelga.

Porque trabajo para el sector primario y tenemos establecidos los servicios mínimos, cada día del año, para atender a unos animales que no tienen culpa de los movimientos políticos ni de que suframos salvajes reformas laborales.

No sé cual puede ser el camino rectificativo.
Pero asumir esta reforma laboral es de gravedad.

Por lo menos, cuando pasen estos cuatro años, pensemos bien a quien queremos votar.
Las opciones son algunas  más que dos.

Por causas ajenas al cargo, soy representante sindical en mi empresa.
Ni siquiera estoy afiliada.
Recibo mucha información para transmitirla a mis compañeros.
Si este hombre hubiera entrado a donde nos tomamos el café se hubiera encontrado el corcho empapelado; lo mismo así hubiera decidido morderse la lengua -con riesgo, pobre, de caer envenenado-.

Entre otros correos -con información sobre la reforma laboral- he  recibido uno con esta carta adjunta.

La copio aquí tal cual.
Cada uno que se lo piense.


Carta de un delegado a sus compañeros... 

No me sigas. 
No me apoyes. 
Ni siquiera hace falta que des soporte a mis siglas, a mi sindicato. 
Tampoco importa que no apoyes a cualquier otro sindicato. 
Incluso puedo entender que alguna vez te hayas sentido defraudado con los sindicatos. 
Y hasta te respeto si me dices con franqueza que no te gusta ninguno de los sindicatos. 
Sólo te pido que te defiendas. 
Que luches por lo tuyo, y por tus compañeros, y por los que vendrán. 
Los próximos meses, las próximas semanas, LOS PRÓXIMOS DÍAS... van a ser cruciales. 
Son cruciales. 
No es un tema de sindicatos contra Dirección. 
No es un tema de otro acuerdo "más de lo mismo". En las próximas fechas se va a decidir el futuro de muchas personas.
De personas como tu.
Se va a decidir si muchos se marchan y quedan expuestos a un mercado laboral en crisis, es decir, con riesgo de quedar excluidos y con sus familias a merced de la pobreza.
Se va a decidir si los que se quedan lo hacen en condiciones dignas, o sometidos a recortes continuos y arbitrarios en sus derechos. Se va a decidir si te recortan el sueldo, si te amplían el horario, si te roban derechos que has adquirido a lo largo de muchos años.
No es un tema de UGT y CCOO.
Debes hacerlo por ti mismo.
No es un tema de antigua lucha de clases ni ideologías que para ti, pueden estar caducas.
Es un tema de uno, dos, cinco, diez elementos que quieren conservar su poder. Egea, Cánovas, Mendoza y unos pocos más. Quieren sacrificar personas en el altar del Banco de España. A cambio de ese sacrificio, podrán liderar la siguiente fusión. Y cuando digo liderar, digo seguir en su sillón, tener un puesto de máximo poder en el consejo de administración. Para todos éstos, que ganan 200.000, 400.000, 600.000 euros, eres el empleado XXXX. Una partida de gasto en la contabilidad.
Quizás te conocen, quizás hasta tienes una cierta amistad y tomas un café con ellos cuando los encuentras en la cafetería.
No dudes que te sacrificarán a la menor oportunidad. Hombre, quizás es que es verdad que las cuentas están muy mal y por eso han de recortar.
Una gran falsedad. Las cuentas se arreglan invirtiendo, vendiendo, innovando, siendo mejores, teniendo a los mejores. ¿Por qué entonces estas ganas de recortar? porque Egea quiere decirle al ministro: mire, he aplicado de forma inflexible sus medidas neoliberales. Soy el que más he atacado a los trabajadores. Y ahora, déjeme dirigir la siguiente fusión, quiero ser el director general de un de los 6 bancos más grandes del país. En todo caso, son los directivos los que abrieron vías de agua en el barco.
El barco venía lleno de ladrones. Tienes derecho a luchar por el barco, y no eres tú el lastre que hay que soltar.
Ellos ya cuentas que los sindicatos protestarán.
 Lo entienden como las reglas de juego.
Lo que no cuentan es que TÚ, protestarás.
Está en tu mano ser sacrificado o seguir manteniendo un trabajo que te has ganado con tu profesionalidad.
Está en tu mano mantener la dignidad del que sabe que no le regalan nada, que se lo gana día a día. Está en tu mano luchar para que esta organización sea la de todos. Luchas para que esta sea primero una organización de personas, y no un balance y una cuenta de resultados. Esta empresa, que es tu proyecto, puede salir adelante sin sacrificar su razón de ser, las personas. Expulsar personas, cercenar derechos, no hace mejor a BMN, sólo sirve a los objetivos personales e insolidarios de una, dos, cinco, diez personas.
No nos apoyes, no te afilies, critícanos.
Pero defiende tu dignidad, defiende tu puesto de trabajo.
Mira a tu compañero, mira a tu lado, mira a los ojos de los que han construido este proyecto contigo, codo a codo.
Es momento de ser valiente. No es momento de ser suicida. Es momento de determinación. No es momento del egoísmo. Me quedo sentado en mi silla, a ver si a mí no me toca. Esto no te va a servir. Es más seguro, para ti, luchar para que respeten a todos.
¿Hacer una huelga es costoso? ¡Por supuesto! Te va a costar dinero.
Te va a costar que algún compañero, que algún jefe, no comparta contigo y "te mire mal".
No hacer nada aún va a ser más costoso. Te puede costar irte a tu casa con 20 días por año trabajado. La Dirección no teme a los sindicatos. En absoluto.
Te teme a ti.
Teme que muchos como tú digan basta a los abusos.
Saben que no pueden avanzar con una organización de personas sin personas. ¿Su estrategia, ya la conoces, o no? Ir poco a poco, hoy se va uno, hoy trasladan a otro... y si yo estoy aquí es porque no me ha tocado, ¿verdad? igual no es tan malo. Igual si no digo nada no se acuerdan de mí.
La dirección no teme que 50 protesten. La dirección tiene pánico a que 8000 protesten. ¿Qué no te va a tocar? quieren echar a 800 trabajadores, tienes una probabilidad entre 8 de que te toque. Y si no haces nada, vas a tener más probabilidades, porque la dirección va a decir “¿echamos a 800 y nadie protesta? ¡Recortemos 1000 más! “ ¿Qué no te va a tocar? Te van a bajar el sueldo mientras los directivos cobran 200.000, 400.000, 600.000 euros... por hacer lo mismo que tú, por cumplir con su función, por estar en el mismo barco. ¿Y se puede parar esto? lo puedes parar tú.
Protestando, parando, sacrificando un día de sueldo en una huelga para ganar mil días de trabajo digno.
Puedes pararlo siguiendo las acciones convocadas por los sindicatos. ¿No quieres seguirlas? haz otras.
Asóciate. Júntate. Comparte. Intercambia. Habla con el que tienes al lado. Ponte de acuerdo con muchos. Es más difícil pisotearos si estáis unidos. ¿Has hecho el curso de gestión de riesgos? ¿Cuál es el coste de quedarte en la calle? ¿Tienes hijos? ¿Hipoteca? ¿Piensas que volverás a encontrar trabajo rápidamente? ¿Con 6 millones de parados? y ¿en qué condiciones? La gestión de riesgos diría que ahora vale la pena invertir en resistir. Invertir en quedarte sentado implica un riesgo mucho mayor.
 Hago un día de huelga. Probabilidad de perder un día de salario = 100% No hago nada. Probabilidad de acabar despedido y excluido del mercado laboral = 15% Quieres que te lo pinte de otra manera? Hago un día de huelga. Probabilidad de perder un día de salario = 100% No hago nada. Probabilidad de que rebajen el sueldo un 5% y me cueste mucho más que un día de huelga = 100% Y mientras, ¿qué hacen los sindicatos? Lo que pueden. Tratando de buscar el mejor acuerdo. Sin que se rompa la baraja. Jugando con las cartas que tienen.
¿Cuáles son esas cartas? no muy buenas.
Son las que les habéis dados con vuestras afiliaciones. Son las que les habéis dado cuando había una huelga y nadie iba.
La suerte es que podemos forzar que se repartan nuevas cartas. Cada vez que convocamos un paro, una protesta, una huelga... estamos barajando y repartiendo.
Volvemos a buscar un As que nos permita jugar mejor la partida. Y otra vez depende de ti. ¿De quién si no? ¿Y que puedo hacer yo? , en una oficina, dónde sólo somos tres. ¿Cómo voy a parar diez minutos?, ¿cómo voy a hacer huelga? ¿Cerramos la oficina? ¿Qué dirá el delegado, qué dirá el jefe de zona? Puedes hablar, puedes mirar a tu compañero, a tu delegado. Quizás hasta conozcas un poco de su vida. Quizás tienen pareja, hijos. Puedes hablar, decir "esto no puede ser, nos merecemos una empresa que nos cuide, hemos de hacer algo".
Puedes decirle, "voy a parar diez minutos, y no sólo por mí, voy a parar por ti, para que sigas teniendo trabajo". Puedes decirle "voy a hacer huelga para que no seas uno de los 100, 200 delegados que se quedarán sin oficina cuando la dirección las cierre". Vaya, otra vez la pelota en tu tejado, ¡Qué incómodo! nadie dice que lo fuera.
La dirección trabaja con los mejores bufetes de abogados del país preparando la estrategia para echar a gente como tú al paro con el menor coste posible. Tiene un departamento de recursos humanos a su servicio para implementar esa estrategia. ¿Cómo iba a ser fácil resistir a eso? ¿Cómo iba a ser cómodo? ¿Lo que te has de preguntar es, vale la pena? Te has de preguntar si te mereces una organización donde las personas, de verdad, son el valor fundamental. ¿Cómo vamos a perseguir la visión de esta organización si no es respetando al que tenemos a nuestro lado? Cómo vamos a respetarnos a nosotros mismos si no estamos convencidos del valor que aportamos cada día. Y si aportamos ese valor, y si hemos navegado este barco durante años. ¡¡No nos merecemos que nos tiren por la borda con 30.000 euros!!
No me apoyes.
 No me sigas.
Respeta tu trabajo.
Respeta a tu familia. Lucha.
Respétate.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Lo que sé de economía.

He escuchado en la radio lo que también mariposea en mi cabeza: 

Esto ya empieza a no sentirse como crisis. Pareciera que este concepto nos lleve a pensar en algo puntual y pasajero. Que después de la crisis volveremos  a ser como éramos antes.

Pero igualmente estoy convencida de que no. Esto es el inicio de un profundo cambio. De los de verdad.

Debemos hacernos a la idea de que el escenario va a cambiar. O mejor dicho: Va a dejar de ser un burdo decorado  para mostrarnos el mundo más desnudo. El real.

Porque sí es verdad que la más famosa y apestosa burbuja se está desinflando; de parecido modo deberán ir reventando las demás. 
Prácticamente nada de lo que tenemos, de lo que hemos ido comprando estos últimos años se corresponde con el valor del importe torpemente pagado. Nos creemos en posesión de algo y tenemos nada.

El sistema ha fallado.

Hace tiempo que  abandonamos la senda verde que nos hubiera hecho fuertes y sostenibles. Vivimos en ese escenario que se desmorona bajo nuestros pies. Podridito.


Ellos se han enriquecido haciendo…. ¿Qué? Prestando… ¿Qué servicios? a la comunidad. 

Por ejemplo: Si trabajamos, realizamos, producimos, servimos, construimos…y vendemos, por lo que podemos considerar su justo valor = coste materias primas + cubrir otros gastos + porcentaje para ganarte la vida dignamente. 

Debería ir  bien. Todos deberíamos tener nuestro lugar desde el que poder colaborar para  seguir moviendo la rueda, nos sintiéramos útiles y  obtuviésemos  un honrado jornal o, lo que es más importante, un merecido reconocimiento social.

Pero si tú trabajas, realizas, produces, sirves, construyes… y te lo compran por la mierda que te quieran pagar…Porque, por ejemplo,  eres un ganadero que no puedes almacenar los litros de leche que has ordeñado porque es perecedera y tus compradores, además,  acuerdan impunemente el mínimo precio que frecuentemente no es el justo.

O eres un número industrial al que finalmente, por narices van a explotar, porque sino ahora sí que te vas derechito a la calle. Ahora sí que hay millones de personas que aceptarán ese mismo trabajo sin rechistar. Porque no hay otra.

Porque a los dirigentes mundiales  parece que sí les ha interesado vernos a  todos iguales. 

No se han propuesto conseguir que los que trabajan, a miles de kilómetros de distancia, bajo un mandato dictatorial, en condiciones infrahumanas -para que aquí, hasta el último mono, nos podamos permitir jugar con la más novedosa tecnología- mejoren sus circunstancias. 

Sino que los que hemos conseguido básicos derechos  laborales renunciemos a ellos. Así, para los grandes empresarios,  los costes de producción podrán llegar a ser parecidos… y todavía se ahorrarán el porte. 

Por otro lado están los ladrones que dirigen los bancos; que ahora van y me cobran comisión de mantenimiento de la cuenta, me quejo y me la devuelven al momento: 
-“Perdona, ha sido un error”- 
¿Cuántos otros miles de usuarios no se percatarán del desliz? ¿Les devolverán igualmente los euros robados?
Y nos falta el barniz final que intenta  toscamente disimular grandes  imperfecciones, porque les ha interesado verse tan brillantes en sus palabrerías. 
Esos políticos de andar por casa -en zapatillas- que han movido los hilos por la pasta rápida abusando de  los favoritismos sin control.  Y han gestionado el dinero público de la peor de las maneras. Mientras nos distraían con discursos vacíos de resolutivos contenidos,  rebosantes de inútiles insultos y carentes de cualquier cortesía.

Esto se desnivela.

Así no se puede. 

Nuestro mundo de primera resulta que no era indestructible.

 Y si mi padre me ha contado que con un solo trozo de tocino y algunos garbanzos comían él y sus ocho hermanos;  que su mejor juguete era una caja de cartón atada a un cordel; que los Reyes Magos no podían acordarse de ellos cuando fueron niños… y poco a poco, aún obligado a salir de la escuela con once años, fue forjándonos un futuro cada vez mejor; 

yo les relataré a mis nietos -que me mirarán con los ojos como platos- que en este país teníamos de casi todo: Ropa de distintos colores para cada ocasión, escuelas y sanidad gratuitas para todos, comida (traída  de lejanos lugares) que sobraba, daba varios días la vuelta a la nevera y acababa en la mismísima basura, que el pan duro no nos gustaba, que podíamos vivir  a kilómetros de donde trabajábamos y mover cada día un coche que consumía gasolina, que teníamos refrescos y cervezas en casa por si venían los amigos, que no nos privábamos de anuales vacaciones ni de las cañas , cada fin de semana, en los bares…

Por ahora puedo considerarme poco ostentosa, tengo varios uniformes: Para ir a trabajar, mi jersey de cuello alto; para currar, lo que me dan allí  y para eventos más importantes, el mismo traje que estrené en mi boda. No todo el mundo sabe que en otros casamientos también voy  vestida de novia ;-) Ropa,  zapatos y accesorios de hace años. Paso de las modas. Un coche que circula totalmente desapercibido.

Pero tampoco me ha gustado renegar de lo que la vida me ha ofrecido y vivo con las comodidades que me puedo permitir.

Sí, podéis pensar que soy otra de tantas cínicas comodonas de las que atisban  los problemas con su manta sobre las rodillas, sin llegar a asomarse ni siquiera a la ventana. Desde mi casa colaboramos con asépticas aportaciones para Ayuda en Acción, Greenpeace y Cruz Roja.  Pero no alivian mi conciencia. Pienso muchos días en alistarme a un programa de voluntariado de la zona, en volver después de tantos años a donar sangre o recoger perritos abandonados o llamar a mis familiares que lo necesitan. El tiempo corre, mi vida se consume -entre trabajo y crianza- y no doy el paso. Pero sé que lo haré.

Por ahora mis dominios son los de una mujer que intenta educar a sus hijas para que sean de lo más versátiles y amoldables, que sepan guardarse de lo ingrato sin dejar de ser empáticas con  los demás y que recuerden que la única economía posible para que su tribu sea sostenible es la productiva – que los castillos en el aire sólo se mantienen en las coloridas páginas de los cuentos- asociada a un comercio justo y que, a su vez, deberán dejar  saneado el planeta para disfrute y aprovechamiento de las generaciones que están por llegar, practicando un ecologismo responsable.

No sé como debería llamarse la asignatura. Pero que salgamos con estudios, incluso superiores, 
sin saber interpretar una nómina ni una hipoteca, 
sin saber lo que debemos echar en cada contenedor de reciclaje, 
sin saber que nuestro primer alimento natural es la teta y que a los bebés les gusta dormir acompañados, 
sin saber que las princesas de la fotos están operadas y -para colmo- foto-retocadas 
y que no se debe valorar a nadie por lo que tiene sino por lo que es; 
entre otras mil inopias.   
Es una pena.   
Yo lo pienso enseñar. 
En mi casa y en la fundación viajera de colegios a institutos que crearemos… Algún día, sé de alguien que me va a apoyar.

domingo, 18 de marzo de 2012

No hay manera.

¿Habéis visto "Lluvia de albóndigas"?
Esos zapatos que inventa el muchacho...Que son inquitables...¿Sabéis dónde se pueden encontrar?
Los necesito urgente para la enana, no hay calzado que dure puesto en casa.
También podría ser...¿Un instalador de suelo radiante exprés?
Porque sino nos va a tocar mudarnos a algún cálido lugar del trópico.
Tampoco estaría mal. En las primaverales islas Canarias ya me conformaba.

jueves, 8 de marzo de 2012

No todos los días pueden ser azules.



Desplome total.
De alejandrada a alegambada. 
De verdad que es duro. Hago aguas por ambos flancos.
¡Me recuperaré!

martes, 6 de marzo de 2012

La Responsabilidad.

Al final, la Responsabilidad va a resultar ser lo importante.

Debería mover al mundo, a sus gentes. Imperar siempre en nuestras almas.
En mi opinión y por experiencia, dejo en muy segundo plano al Método.
Hoy hablaré de mí.

Me propongo como  persona algo responsable.
Me lo transmitieron mis padres, con su simple ejemplo de cada día, por ser ellos mismos, por tratarme siempre con respeto.
Me ha costado un poco pulirme, alguna vez no me han dejado tirar la toalla.

Acabado C.O.U.:

-"Mamá, necesito un año sabático"- (No me digáis que la Selectividad no es suficiente  pago por adelantado para merecérselo.... Lo cierto es que si no es por Virginia -lo sabe ella- lo mismo ni lo intento).

Tendré que  reconocer que gran parte de mis éxitos, se los debo a la buena fortuna de haberme topado en la vida con seres muy especiales, casi mágicos,  que han querido acompañarme en mi camino o llevarme de la mano por el suyo.

-"Mejor, hija, te matriculas y ya descansarás en la facultad..."-
Y así fue. El primer curso sólo aprobé Etnología y el Inglés. No me presentaba a nada porque, entre otras cosas,  los repetidores me inculcaron  algo de miedo al fracaso:
-"¡Esto no se aprueba ni de coña!"- Algo influenciable también soy…

Mi madre siempre dice que aquel año sabático me lo tomé igual. Con o sin  permiso.

Luego he ido siendo más responsable...veréis...
Allá por tercero, escuchar una charla de Alfredo Bengoa  aceleró mi decisión de adoptar unas cuantas tortugas de Florida necesitadas de hospitalizar. Debía pincharles antibiótico intramuscular en una patita del tamaño de una pipa (de girasol) con una jeringa de insulina...

Lloriqueando:-"Mamaaaaaaá... ¡Qué yo no puedo! ¡Pobrecita la tortuga!¡Le atravesaré la pata!"-
Y mi madre, sujetando dentro del caparazón la cabeza y los bracitos del pequeño quelonio mientras le estiraba el micro-muslo:
-"¡Venga, cómo no? ¡Corre, que te la sujeto!"- Ella siempre ha sido la mejor enfermera del mundo, ella sí se hubiera merecido querer estudiar.
Salvé a algunas. Tenía unas peceras para ellas... ¡Cómo reinas! En mi cuarto, junto a la ventana.

No, no he sido voluntariosa.

Me he sacado la mayoría de los exámenes pegándome grandes panzadas de no dormir.

No, no conozco métodos de estudios, ni sé que es eso del hábito de lo que tanto  hablan los profes de Julia.
No he sabido llevar los temas al día. Ni he asistido a todas las clases que se me ofrecieron.

Eso sí, me sintetizo unos resúmenes de la pera, esquemáticos y a color. Que de cuatro palabras luego tiro del hilo y… apruebo.

Además mis propias reglas mnemotécnicas siempre han sido mi salvación. Sobre todo para chapar las listas de vegetales de Agricultura con sus nombres científicos:
 "Mijo común" (Panicum miliaceum en latín) = Mi hijo tiene pánico a la mili hacer aún.

Pero llegó un momento en que la responsabilidad pudo conmigo.
Terminé aprobando cada asignatura de una carrera en la que nadie (excepto mis padres pagando tasas y más tasas) me ha regalado nada.

Siempre digo la verdad, aunque me duela, aunque me tiemble la voz, aunque sepa de posibles represalias, aunque me ponga colorada.

Si no acabo mi trabajo, me quedo o... me lo traigo a casa o me lo llevo de vacaciones.

Si no piloto con los números, me manejo el Excel. Autodidacta total. Me hace falta.

Si cometo un error, lo digo... a veces demasiada tierra encima. Ésto me lo he de hacer mirar.

Mi picaresca es nula, lo que me hace llevarme mil y un berrinches simplemente por...tonta.

Sé guardar un secreto. A veces, lo hago tan bien que hasta se me olvidan.

Si me quedo aquí, ahora, escribiendo hasta las mil...Mañana me levantaré como una rosa, sin protestar y llegaré a mi hora a trabajar. Como la más campeona.

Por supuesto que no estoy orgullosa de todo.

Me gustaría que mis hijas lograran ser  ordenadas, programadas, organizadas... Para que su vida pueda ser más tranquila.

Que no llegasen a conocer las prisas hasta el mecagoenlamehapilladoeltoro. Que no oigan despertarse a los gorriones en los árboles mientras se arrepienten:

-"Otra vez me quedé sin dormir...faltan tres horas para el examen...bueno... lo repasaré en el autobús..."-

Pero si, de alguna manera, salen a su madre (y no a su padre) sólo desearía que, sobre todo, por sus propios métodos, con ellas mismas, con los demás y con su entorno consigan ser  responsables.

Y que sería mejor para sus nervios que además lo pudiesen soportar, como yo, sin tener que beber café.