Para bien o para mal, por distintas circunstancias, en esta vida me ha tocado algún que otro peregrinar. Ello ha conllevado el tener que despedir, recibir, conocer gente... algunas de estas personas me han concedido el privilegio de considerarse mis amigos... y muchos, aún hoy, siguen siéndolo.
Gracias por estar ahí.

sábado, 28 de abril de 2012

Quizás antes asumiera otro primer nombre.




La historia de una perra bautizada por tercera vez como Chusta es como tantas otras. Cuando nos conocimos tenía ya un segundo nombre en su vida: Manuela.
Llegó a mi vida en enero de 2004, yo estaba embarazada de Julia pero todavía no lo sabía. Era viernes. Calculé su edad  aproximada sobre el año.
Ratulí, por aquel entonces, se echaba la siesta en el sofá con Jordi, si podía.
A ella la volcaron una noche sobre la alambrada de la protectora Huellas (en Ávila).
No podía permanecer allí, sus compañeros eran demasiado fieros y corpulentos.
Yo buscaba un perro para alguien que lo quería para otro alguien.
Manuela no era lo que esperaban.
Las chicas del albergue estaban avisadas del trance y aún así me animaron:
-“Si no la colocas nos la traes el lunes. Ya bastante favor que la atiendas este fin de semana, no podemos dejarla con los demás, ni sola en la oficina”-
Lo que esperaba, me sorprendió nada:
-“¡Ay no! Queríamos un cachorro y… macho”-
Me pareció tan linda que no pensé que a alguien no le pudiera llegar a engatusar.


Llegué a devolverla con un cuajo tal que Isabel, al verme llegar así, se preocupó por mi desazón.
-“No te preocupes, llévatela de nuevo.”- Me dijo.-“Le buscaremos familia activamente y te llamo”-
Y así fue, como de costumbre, no fallaron.
Habían organizado un viaje a Alemania (donde adoptan responsablemente a los perros que en España vilmente descuidamos) y tenían un hueco para Chusta.
Pero… el roce, a veces, no sé porque,  hace el cariño.
-“Lo siento chicas, se queda con nosotros. Muchas gracias por las gestiones. Pero ya imaginármela solita en un transportín en la bodega de un avión…Ya no puedo”-
Y así, sin parirlo nadie, quedó ampliada la familia.
Han pasado ya  más de siete años. Y todavía me pregunto por qué la quiero, porque desde luego da más trabajito del esperado. Será porque es guapa la rubia.
Comprendo tus traumas, mejor que nadie, tú lo sabes. Aquí seguiremos con la terapia.
 Pero si cada día he de seguir fregando tus meadas… Comprenderás que, aunque te quiera mucho…Te llore poco si desde el cielo de los perros San Pedro te llamara.
 ¡Desastre de rubia! ¡Qué hartita me tienesssssss...!




3 comentarios:

  1. Nube, otra con la que te ponen los cuernos. Pobre Nube, al final solo yo me acuerdo de tí.

    ResponderEliminar
  2. Lo cierto es que a ratitos la mataría, tu ya lo sabes, pero en el fondo no se si volvería a dejar despegar ese avión rumbo Alemania sin ella. Creo que yo también empiezo a comprenderla.

    ResponderEliminar
  3. Mi Nube... ha sido la perra de mi vida. Cuando ella murió yo había pasado más de la mitad de mi vida con ella. Ya sé que tú, Santi, no te olvidarás tampoco fácilmente de ella.

    ResponderEliminar

Me interesa tu opinión. Por faaaaaa... Deja tu comentario: