Para bien o para mal, por distintas circunstancias, en esta vida me ha tocado algún que otro peregrinar. Ello ha conllevado el tener que despedir, recibir, conocer gente... algunas de estas personas me han concedido el privilegio de considerarse mis amigos... y muchos, aún hoy, siguen siéndolo.
Gracias por estar ahí.

sábado, 13 de febrero de 2010

"Añorable" Nube.

El que avisa no es traidor y además lo prometido es deuda...

Quizás no es que haya tenido tantos seres perrunos a mi alrededor, pero todos y cada uno de ellos han dejado una imborrable impronta en mi corazón. Para mí siempre han sido seres especiales,un animal tan noble ( dejándome del todo caer en el tópico más tópico), tan dependiente del ser humano que tantas veces, con tolerada injusticia, le desprecia y le maltrata; a mí me han hecho tanta compañía (y a tantas personas más necesitadas), me han hecho sentir penas tan profundas, casi hago hasta la mili... la mili no, pero la objeción de conciencia, si; que siempre encontrarán aquí a una fiel defensora, estoy tan segura de lo mucho que se lo merecen.

Mis padres,afortunadamente, me han dejado disfrutar de ellos desde muy niña, pero mi primera perra, aparentemente bajo mi independiente responsabilidad, fue Nube (tenía yo 12 años y ella unos dos mesecitos cuando la conocí). La parió la perra de los vecinos de enfrente de mi abuela Valentina (Madre de mi padre, que vivía viuda cuidada por su hija mayor , mi tía Tere, y su marido, mi tío Adolfo)y allí mismo fuimos a elegirla, a aquellas que fueron de las últimas casas bajas que quedarían en pleno centro del cambiante pueblo de Las Rozas.

Le tocó a ella, venirse con nosotros, y no a ninguno de sus hermanos, por ser la única hembra de la camada y ser (hasta que demostrara lo contrario) todo dulzura, la recuerdo en su primer juego fuera de su casa natal, bajo la mesa de mi abuela, diseñada con unas patas raras, que se unían de dos en dos y la perrita no podía ni saltar aquel travesaño, que iba a ras del suelo (era de raza pequeña, cruce de pequinés), la recuerdo en mis brazos, sentadas atras en el coche, durante los kilómetros hasta Torrelodones, no podía dejar de mirarla para ver si se me venía a la cabeza su nombre... Pues tan blanca (era albina, con la nariz rosa como un chicle de fresa, ya masticado, allí pegado) y al abrir aquellos ojos tan azules, bizcos y somnolientos... me recordó a una nube que dejaba entrever dos trocitos de cielo. Papá, Mamá: la llamaré Nube.

A Nube le enseñó mi madre a hacer sus pises y cacas en una caja con arena, cual linda gatita... y así, yo sólo la tenía que sacar, al volver del cole, por la tarde.

Los viernes me tocaba cepillar todo el suelo de mi habitación, que en aquel entonces era de moqueta granate en pleno contraste con sus pelos blancos, sedosos, largos y pegajosos...creo que fue la definitiva para que mi madre se decidiera a cambiarlo por tarima.

Esperábamos ansiosas los fines de semana y el verano, cuando llegaban, a ocupar sus segundas viviendas, mis amigos de la capital del Reino, jugábamos al "Rescate", al "Bote", a "Policias y ladrones", a "Beso, verdad o atrevimiento", a pasar horas y horas en los bancos de la calle... siempre con Nube entre nosotros como uno más.

Pero fui creciendo y dejando de ser una niña... y Nube también... se le fue agriando el caracter y realmente terminó por no soportar, lo más mínimo, a las pequeñas criaturas humanas... tuvimos más de un disgusto... parecía un peluchito, nunca buscaba a los niños, pero tampoco de ellos huía ( ni de los niños ,ni de los perros diez veces más grandes que ella) y claro, no hemos de olvidar que los pequineses, aunque tan pequeños, no dejan de ser perros de presa... y no sueltan tan fácilmente. Y eso que algunos padres me preguntaban tan interesados-¿muerde?- Y yo -Pues si, aunque cueste creerlo...- Pero el nene iba a acariciarla y "ñas" ¡Ya la hemos liado!
De todos modos, está claro que, hay gente que ... como si oye llover.

Aquella perra, terminó sólo por entenderse con mi padre y conmigo, que si hubiera pesado unos cuantos kilos más, no se hubiera librado del "Dolethal", por seguridad ciudadana. A mi hermano se le subía en la cama y cuando se iba, el buenazo de él, a acostar me llamaba para que la bajase... ¡Menuda fierecilla, dueña y señora!

Mi madre también la tenía a raya... pero sólo la llevaba de paseo a la bañera, le daba miedo salir a la calle con perrita tan peleona, sobre todo por no encontrarse con otros perros. La verdad que, algunas veces, era un número... yo, con mis dos centímetros que paso del metro y medio, con Nube en lo alto de todo lo que daban mis brazos y una boxer brincando a mi alrededor abriendo y cerrando sus fauces a la altura de mi cara, mientras la bravucona Nube quería zafarse para bajar y comérse con patatas a la que nos rondaba, supongo.

Nube, de todos mis perros, es la única que ha vivido todos los días de su vida como miembro de mi familia. Y aunque siempre hago muy mal los cálculos, sé que cuando ella murió había estado junto a mí más de la mitad de mi propia vida. Y de lo que me arrepiento es de no haber estado con ella en su último momento, de haberla hecho sufrir en vano aferrándome a lo que sabía que ya no podía ser... de no haber sido capaz de tomar la decisión más acertada.

No tengo fotos en el ordenador de ella... no se llevaba cosa tan moderna. Ya escanearé alguna para que disfrutéis de su extraña belleza. Mientras podéis imaginarla en la Historia interminable en el papel de Fuyur. Tal cual, mi perrita de plata.

4 comentarios:

  1. Hola Ale,pobre nube!!! la verdad es que hay muchas veces que me acuerdo de ella, y de sus "malas pulgas", pero la pobre también tenía mucho que aguantar.... ¿recuerdas cuando vivíamos en Gines (allá por el '89) y el aburrimiento nos llevaba a pintar todo el cuerpo de Nube de color rosa, verde, azul...desde las orejas hasta el rabo? y no era pintura especial para perros, no, era sombra de ojos de la dueña, jajajajajaaja. Pero lo peor no era eso, no, era que a continuación la paseábamos por toooodo el pueblo, ¿recuerdas la cara de la gente?, eramos dos forasteras y con un perro de colores!!! seguro que nos tachaban de "locas"... Es verdad que era arisca, pero también nos hemos reído mucho con ella.
    también recuerdo que cuando me quedaba a dormir en tu casa, en la cama nido, ella dormía a los pies de mi cama, y (jajajaajajaja) de noche, como me moviera mucho....se enfadaba y me gruñía....había que tener un cuidadito....Siempre estará en mi corazón.

    ResponderEliminar
  2. Nunca olvidaré aquel día... un casco verde, las orejas fucsias... con las sombras de ojos de aquel estuche de maquillaje tan variado, si.¡Qué bueno!Y nosotras de paseo tan seriecitas :DDDDDD

    Pero es que a la pobre Nube le llegué a poner los pelos de la cola (que parecía un plumero con aquellos pelos tan largos...) de color naranja pero con "henna" de verdad, la tuve tres horas con el rabo envuelto en papel de plata. y luego digo que nos salió gruñona... que ya la podía matar, que ella se dejaba.

    Como se acurrucaba en mi cuello cuando la cogía en brazos... creo que jamás volveré a tener alguna como ella, o quizás ni siquiera yo lo quiera. Como Nube no será.

    ResponderEliminar
  3. ¿Sombra verde, fucsia?¿henna?pobre Nube, sería una santa para aguantar esas cosas, y verla pasear por la calle así, menudo show...
    ¡Ah, por cierto!yo también jugaba en el pueblo de mi madre, donde pasábamos los veranos, a "guardias y ladrones", "beso, verdad y atrevimiento" y al rescate. También a un juego (no se si era autóctono o simplemente inventado) que llamábamos "chio, chio, ya", unos decían esto muy alto, y los que se habían escondido por el pueblo contestaban "en el río y en el mar" y por el sonido había que buscarlos. Qué tiempos.... con ese fresco de las noches de verano, con las ilusiones de me gusta éste o aquél, y con la inocencia propia de la edad.
    Besitos Ale.
    Ana Isabel.

    ResponderEliminar
  4. Pues yo ese juego de "Chio, chio, ya" lo desconocía como tal, se parece al "Marco Polo" que jugábamos en la piscina... uno cerraba los ojos y gritaba "Marco" y los demás contestaban "Polo" hasta que por el sonido los iba pillando.
    Jo, y que tardes jugando a las cartas tirados en el cesped... yo no quería que se acabaran...que nos saltaban allí los aspersores... al "Cuadrado" o al "Tute cabrón"... a veces me da por pensar ¿Cúal fue la última de aquellas tardes? ¿Cúando se acabaron aquellos ratos? Pero esto es así, el relevo ya lo tomaron otros...ojalá lo sepan aprovechar.

    ResponderEliminar

Me interesa tu opinión. Por faaaaaa... Deja tu comentario: